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«Vivo el caso con gran dolor, pero la verdad es la verdad y no debemos esconderla»

El Papa habla del escándalo que ayudó a destapar y confirma que llamó al joven para que denunciara lo ocurrido al obispo

ÍÑIGO DOMÍNGUEZ

Miércoles, 26 de noviembre 2014, 00:54

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El Papa, que en el fondo es quien ha hecho arrancar la investigación del escándalo al animar personalmente a la víctima a denunciar lo ocurrido, habló ayer por primera vez del tema. Fue en una de esas escasas ocasiones en que los periodistas tienen ocasión de hacer preguntas al Pontífice, durante sus viajes. En este caso, en el vuelo de regreso de Estrasburgo, donde Francisco ayer visitó el Parlamento Europeo. A preguntas de la prensa española el Papa contestó: «Recibí la carta, la leí, llamé a la persona y le dije: 'tú mañana vete a ver al obispo'. Le escribí al obispo para que empezara el trabajo, para que hiciera la investigación y fuese adelante. ¿Cómo lo estoy viviendo? Con gran dolor, con grandísimo dolor. Pero la verdad es la verdad y no debemos esconderla».

Es una suerte que existan estos vuelos con prensa y que Bergoglio acepte preguntas espontáneas, no como Benedicto XVI, porque si bien el Papa impulsa la transparencia y la denuncia de los casos de pederastia en el clero, en el Vaticano parece seguir imperando la consigna del silencio. Estos días ha sido imposible recabar información, confirmación de datos, una reacción o un comentario del caso de Granada en la Santa Sede. De hecho solo ayer algún diario de la prensa italiana descubrió el asunto.

Las palabras de Francisco, por tanto, confirman la génesis de la denuncia del joven de 24 años que ha destapado el caso. Este verano decidió escribir al Papa contándole los presuntos abusos y el 10 de agosto Bergoglio le llamó por teléfono. Luego ordenó al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, que abriera una investigación. El Pontífice no habló ayer de una segunda llamada que, según algunos medios, habría hecho al joven tiempo después para mostrarle su descontento por cómo estaba llevando el caso la diócesis andaluza. La respuesta a bordo del avión fue breve y no entró en más detalles, así que este aspecto sigue quedando en el aire. Y es importante porque, de confirmarse, indicaría una gestión inadecuada de la denuncia por parte del arzobispo.

Precisamente ayer también se manifestó por primera vez el joven que escribió al Papa, a través de un comunicado difundido por su abogado. «El denunciante, libre y voluntariamente, siguiendo los dictados de su propia conciencia, como bautizado y miembro de la Iglesia católica, decidió, por propia y exclusiva voluntad, informar por escrito al Santo Padre Francisco sobre los abusos sexuales reiterados de los que había sido víctima», explicó. La presunta víctima quiso aclarar que lo hizo siguiendo su conciencia, «sin ánimo de causar daño alguno a la Iglesia, a la que quiere profundamente, pues su única motivación fue y es la de expresarle, tras un difícil proceso interior, los hechos delictivos de los que, según él, había sido víctima (...) y con el ánimo de evitar que se pudieran estar cometiendo con otras personas».

El denunciante también pidió a los medios de comunicación que «aun apreciando mucho su tarea, respeten su derecho a la intimidad, en particular en cuanto a la difusión de sus datos de carácter personal». En concreto, solicitó que la publicación del contenido de la carta.

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