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O. L. BELATEGUI
Martes, 23 de septiembre 2014, 01:00
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John Malkovich se mueve por San Sebastián impecablemente trajeado y con una muleta, fruto de una reciente operación de rodilla. Entre eso y la lentitud con la que habla, pensando cada palabra, remite a los inquietantes villanos que le han tocado en suerte.
El austríaco Michael Sturminger compite por la Concha de Oro con este experimento que resucita el mito de Casanova a través de arias y piezas teatrales. Malkovich se ríe de su imagen de seductor, cimentada gracias al Valmont de 'Las amistades peligrosas', en una cinta juguetona pero pedante, que difícilmente encontrará distribución en España. Un ejercicio de alta cultura a mayor gloria del actor, que remite a aquel cine del primer Peter Greenaway que amontonaba citas y referencias.
«Cuando interpreto un papel sólo me fijo en lo que tengo delante de mí», reflexionó Malkovich. «Si es un personaje seductor hago de seductor. He interpretado al vizconde de Valmont, a Casanova y a lord Rochester, el célebre libertino inglés, pero a ninguno de ellos los encuentro seductores. Más bien los veo como personajes trágicos». El protagonista de 'El cielo protector' reconoció que no le importan demasiado lo que los críticos piensen de su trabajo, «Es algo que escapa a mi control. Seguramente si yo tuviera que ver cuarenta películas en un festival y escribir sobre ellas lo haría muy mal».
Malkovich ha trabajado con los mejores directores, de Spielberg a Bertolucci pasando por los Coen.
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