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La nutrición en el embarazo

La nutrición en el embarazo

Los expertos aconsejan mantener una ingesta adecuada de ácido fólico, yodo y vitaminas B12 y D para asegurar un correcto desarrollo fetal

JAVIER NARRO

Jueves, 28 de junio 2018, 13:17

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Hoy en día se come mucho más que en épocas anteriores, pero se come peor. La mujer puede tener carencias de minerales, oligoelementos y vitaminas que pueden resultar imprescindibles para afrontar con éxito la maternidad. Por ejemplo, un porcentaje muy bajo (menos del 20%) de mujeres toma ácido fólico antes del embarazo, que es cuando debe hacerlo para impedir los DTN (defecto del tubo neural).

La mujer se ha ido incorporando a la vida laboral y social y eso ha hecho que la mujer en edad fértil haya cambiado su forma de vida: se somete con mucha frecuencia a dietas alimenticias y, en general, se ha abandonado la dieta mediterránea muy abundante en vegetales, hortalizas y legumbres que aportaban nutrientes y oligoelementos de alta calidad. Por tanto, los malos hábitos alimenticios están siendo responsables de esta falta o deficiencia de ciertos nutrientes que pueden pasar factura en el proceso reproductivo. Estos nutrientes esenciales se podrán conseguir a través de una buena alimentación y de suplementos/complementos. Por eso es importante la suplementación que garantice que la mujer llega al embarazo sin deficiencias nutricionales.

Maternidad tardía

Por otra parte, la mujer debido a su nuevo estatus en la sociedad cada vez llega más tarde a la maternidad. Según los datos de la 'Encuesta sobre fecundidad, familia y valores', publicada por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), seis de cada diez mujeres españolas creen que tener un hijo supone un obstáculo para su desarrollo profesional y, en consecuencia, deciden dejar la decisión para después de los 35 años. Pero mientras lo piensan, el reloj biológico no perdona y la vida continúa: la pérdida de óvulos se acelera a partir de los 35 y la fertilidad disminuye hasta en un 30 por ciento. Entre los 40 y los 55 años, este porcentaje desciende a más de un 63 por ciento. De tal manera que la probabilidad de un embarazo disminuye a menos de un 10% con esta edad. Así las cosas, las mujeres que retrasan mucho su maternidad corren el riesgo de no lograr el embarazo cuando lo desean, ya que la edad trae consigo que se reduzca la reserva ovárica y por otra parte que la calidad del ovocito sea menor.

Por eso es interesante asegurar los nutrientes necesarios e imprescindibles para cuando se esté valorando la posibilidad de la maternidad, y aportar también otros nutrientes que faciliten y mejoren la fecundidad.

En realidad toda mujer en edad fértil, que pueda estar pensando en un embarazo o que admita la posibilidad del mismo, debe comenzar a tomar algún suplemento específico que asegure la salud nutricional de ella misma y del feto desde antes de su concepción. Se sabe que este proceso conlleva un tiempo que dependiendo de las circunstancias personales puede dilatarse más o menos en el tiempo. En las consultas de fertilidad se recomienda que la pareja esté como mínimo un año intentándolo para ser susceptible de entrar en un tratamiento específico de fertilidad.

Ácido fólico, dos meses antes

Es especialmente importante tomar suficiente ácido fólico antes del embarazo (desde 1-2 meses antes), dado que el tubo neural del bebé se forma entre las tres a cuatro semanas después de la concepción, cuando muchas mujeres ni siquiera se han dado cuenta de que están embarazadas; por tanto, este nutriente debe comenzar a tomarse cuando se está pensando en quedarse embarazada.

Los defectos del tubo neural deben prevenirse tomando ácido fólico en la etapa preconcepcional y en la dosis de 400 µgr/día.

Con esta ingesta de ácido fólico disminuimos el riesgo, fundamentalmente, de la aparición en recién nacidos de defectos del tubo neural y además también de otras malformaciones, tales como defectos del tabique ventricular cardiaco, defectos de línea media diferentes a Defectos del Tubo Neural (DTN), malformaciones urinarias fetales, hidranencefalia y labio leporino.

Los requerimientos de ácido fólico aumentan durante el embarazo y alcanzan su pico máximo en el tercer trimestre.

Vitamina B12, origen animal

La evidencia preliminar sugiere que la carencia de la vitamina B12 puede también contribuir en la formación de anomalías en el tubo neural. La vitamina B12 es un factor independiente del ácido fólico cuya deficiencia supone un riesgo para los defectos del tubo neural (DTN): se deben tomar 2,2 µg diarios como mínimo (dieta + suplementos).

Debido a que la vitamina B12 se encuentra principalmente en los alimentos de origen animal, las mujeres que raramente comen carne o siguen una dieta vegetariana deberían buscar un complejo multivitamínico que les proporcione la dosis diaria recomendada de B12.

Yodo, para el desarrollo

El yodo, que forma parte de las hormonas tiroideas, es imprescindible para prevenir los trastornos por déficit de yodo (TDY), y según el protocolo de la SEGO, las dosis están muy claras: 150 µgr/día en el periodo preconcepcional para pasar a 200 µgr/día cuando se consigue el embarazo.

El yodo es un nutriente necesario para la salud y el desarrollo de las personas, juega un papel fundamental en el crecimiento y desarrollo de todos los órganos, especialmente del cerebro. Si una mujer embarazada ingiere menos yodo del necesario, puede presentar una hipotiroxinemia que repercuta negativa e irreversiblemente sobre el cerebro en desarrollo de su hijo.

La ingesta insuficiente de yodo en el niño pequeño también puede afectar al desarrollo de su cerebro si le produce una hipotiroxinemia. No debemos olvidar que la hipotiroxinemia materna secundaria a la yododeficiencia puede afectar también al desarrollo de otros órganos y ser responsable de retrasos de crecimiento intrauterino, hipoacusia permanente y defectos congénitos varios, que gravan la morbimortalidad perinatal e infantil.

Una deficiencia leve o moderada de yodo durante el embarazo puede repercutir sobre la maduración intelectual de los niños.

Vitamina D, para la salud ósea

Por último, la vitamina D, cuya cantidad diaria recomendada es de 5 µgr, equivalente a 200 U.I. (unidades internacionales), tiene mucha importancia en el estado nutricional de la madre ya que el raquitismo de los niños puede deberse en parte a la carencia de vitamina D de la madre, a lo que hay que añadir que la vitamina D va a ser responsable de la salud ósea materno/fetal.

La vitamina D se presenta como deficitaria en España. En contra de lo que se pudiera esperar por la exposición al sol o tal vez por ello, ya que la protección a los rayos ultravioleta es cada vez mayor. La mayoría de los informes y estudios concluyen la deficiencia de vitamina D en España en concreto y en Europa en general.

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