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Las tropas romanas desfilan hacia la explanada de la ermita de Santa María de Arcos, donde se celebra el mercado, dejando atrás el casco urbano de la localidad. :: F. D.
Tritium no olvida su pasado romano

Tritium no olvida su pasado romano

La localidad riojalteña fue en tiempos del imperio romano un punto importante en cuanto a la fabricación de cerámica de calidad Los 'caracoleros' quieren convertir su fiesta en un punto de referencia

FÉLIX DOMÍNGUEZ

Martes, 12 de septiembre 2017, 23:56

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Tricio. Se tienen noticias de la existencia de Tricio desde hace más de 2.000 años y la localidad destacó en el mapa de la Hispania romana porque fue durante más de cien años, desde mediados del siglo I, un centro productor del elegante tipo de cerámica conocido como 'terra sigillata hispánica'.

Pues bien, desde hace un año -éste ha sido el segundo-, los vecinos de la villa, los 'caracoleros', se han propuesto que ellos no quieren abdicar de su pasado romano bajo ningún concepto, que no quieren que les pase como con los restos de aquel gran imperio que aparecen con frecuencia bajo sus tierras de cultivo y hasta en los aledaños del casco urbano. Unos restos que tras ser estudiados con cierta premura vuelven a ser cubiertos para su preservación pero que acaban en cierto modo olvidados.

Los 'caracoleros' se han propuesto hacer cada año una gran fiesta en la que rememorar aquel pasado remoto, aquellos tiempos de esplendor de Tritium Megallum, Tricio la Grande. Así lo pone de manifiesto su alcalde, Carlos Benito, quien explica que se puso en marcha esa fiesta romana «porque queremos que se nos conozca en toda España, que se sepa que junto a la ermita de Santa María de Arcos pasa la calzada romana».

Así las cosas, el pasado año se pusieron manos a la obra y con más voluntad que dinero, y con más entusiasmo que medios, sacaron adelante su primera edición. Durante un fin de semana transformaron el entorno de la citada ermita en un mercado de artesanos ambientado a la manera romana. Por sus calles desfilaron las tropas del imperio, merced a la enorme voluntad de los vecinos, que de todas las edades se han implicado en el proyecto.

Como quiera que una de las características que definen a los vecinos de Tricio es su tesón, este año volvieron a ponerla en marcha con más medios y, si cabe, mayor entusiasmo. «Estamos dispuestos a que esta fiesta del Mercado Romano se consolide totalmente y creo que vamos por buen camino», señala Benito.

Buena prueba de ello es que para esta segunda edición, «se ha puesto en marcha un taller de costura, con meses de antelación, en el que mujeres voluntarias del pueblo han confeccionado pendones y otros adornos romanos, además de algunos trajes», relata el alcalde con cierto tono de orgullo.

Paso a paso, están convencidos de que la fiesta romana acabará siendo un punto de cita obligada para los riojanos y para los vecinos de otras comunidades, cercanas o no, que acudirán a Tricio, como lo hacen a sus archiconocidas carreras de burros o pruebas de arrastre de caracoles que se llevan a cabo en sus fiestas de San Bartolomé, celebradas en agosto.

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