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El río Oja lleno de agua, cuando lo normal es que ya no la tenga, o poca. :: albo
Santo Domingo sigue teniendo río

Santo Domingo sigue teniendo río

El Oja muestra una imagen poco habitual a estas alturas del año, por caudalosa

J. ALBO

Lunes, 11 de junio 2018, 10:21

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En abril, una asociación de Santo Domingo de la Calzada se planteó la posibilidad de organizar un descenso por el Oja en barcas hinchables desde la pasarela hasta el puente del Santo, pero desistió de la idea, por este año, en el convencimiento de que los trámites se alargarían más tiempo que el de permanencia del agua en el propio río. Se equivocó. Lejos de desaparecer, como es habitual que suceda generalmente entre mayo y junio, el Oja se ha recargado y a estas alturas del año muestra una imagen inusual, mas propia del invierno -más que la de muchos inviernos- que de la antesala del verano.

El Oja es así y -dicen- baja cuando se le antoja. «No recuerdo haberlo visto en junio con tanta agua», indica María, asomada al puente del Santo, desde el que el cauce se muestra prácticamente cubierto del preciado líquido que tanto da que hablar en el valle. Una imagen con fecha de caducidad próxima -se supone, aunque algunos observadores de témporas dicen que el verano será muy húmedo- y bastante diferente a la del pasado mes, cuando, derretida ya la mayor parte de la nieve de la sierra, el agua empezaba a ausentarse y a distribuirse, únicamente, por estrechos arroyos a lo largo y ancho del lecho fluvial. Sin embargo, la meteorología está siendo la que es -la necesidad de paraguas nos lo recuerda cada día- y las lluvias, tormentas y trombas de agua, presentes en mayor o menor cantidad, volvieron a insuflarle brío al cauce.

La estación agroclimática de Santo Domingo de la Calzada recogió entre el pasado mes de mayo y el de junio del 2017, unos 562 litros por metro cuadrado, casi el doble de los 302 litros registrados el año anterior. «A gran seca, gran mojada», dicen. Estos datos dan una idea, aunque las principales responsables de la nutrida imagen del Oja han sido las precipitaciones en la sierra, muy copiosas en su estado sólido en invierno e importantes en el líquido durante esta revuelta primavera. Las ha habido mucho peores. Hace 40 años, un 6 de junio, el agua cubría prácticamente los ojos del puente. A ver qué pasa en verano.

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