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Un sobre con publicidad de la feria de ganado hace 92 años. :: albo
Santo Domingo feriaba en febrero

Santo Domingo feriaba en febrero

Hace casi un siglo, la ciudad acogía por estas fechas otra feria ganadera que complementaba a la de diciembre

J. ALBO

Martes, 20 de febrero 2018, 08:47

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Desde 1919 y durante unos cuantos años Santo Domingo de la Calzada celebraba en febrero, en torno a estas fechas, otra importante feria de ganado, además de la de diciembre. La primera edición tuvo lugar los días 16, 17 y 18 de febrero, según ha podido documentar el historiador Francisco Javier Díez Morrás, que explica que este evento se organizó, «básicamente, pensando en sacar a la venta el ganado sobrante de la feria de diciembre y lo que se había recriado desde aquella fecha hasta febrero». La organización de esta segunda feria viene a avalar la pujanza que la ganadería tenía entonces. Díez Morrás cuenta que, algo antes, en 1902, la ciudad se planteaba hacer otra feria a principios del mes de julio, en este caso también agrícola. «Lo de crear ferias en Santo Domingo parece que va en nuestro ADN», subraya el estudioso.

Muy interesante es, también, constatar, como él ha hecho, que detrás de esta feria de febrero no solo estaban los ganaderos, también los comerciantes, industriales y agricultores de la ciudad con el apoyo del Ayuntamiento. Al final, la feria suponía riqueza para todos. En un sobre promocional del evento del año 1926 se lee: «Hay en esta ciudad inmejorables hoteles, fondas y casas de comidas, donde sirven con economía y buen trato. En el importante comercio que existe en la localidad encontraréis toda clase de artículos a precios convenientes».

«Comodidades para venir»

Hay que situarse en aquellos años y entender que, entonces, el ganado no se transportaba con la misma rapidez y facilidad que hoy. Los ganaderos llegaban a la ciudad desde una semana antes de la feria y tardaban algunos días en irse. Todo eso suponía dinero contante y sonante para los anfitriones. «Había calceatenses que alquilaban las cuadras a los que venían de fuera», cuenta el historiador. Se alojaban, comían, compraban... Y atraían a mucha gente. «Pienso que entonces, proporcionalmente, el beneficio para la ciudad era mayor que el de hoy. Es muy difícil de cuantificar pero toda la gente que venía se tenía que alojar y, además de los hoteles y fondas, se alquilaban casas y terrenos para el ganado», opina el calceatense.

En el sobre citado también se anunciaban «grandes comodidades para venir por estar dotada de buenas vías de comunicación». Y no exageraban. Solo hay que situarse en aquellos años, en los que ya estaba en funcionamiento el ferrocarril Haro-Ezcaray y los caminos se habían adecuado y modernizado, aunque apenas se veían todavía vehículos a motor. La ciudad contaba con unas buenas infraestructuras hoteleras como el Comercio o El Capota, fondas, casas de comidas... y la gente venía y los llenaba. Más o menos como ahora, pero antes.

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