Vecinos y 'trabajadores'

La jornada comenzó con una eucaristía en la parroquia de la Santísima Trinidad, a la que siguió una procesión con la imagen de San José. La talla, ornamentada con decenas de flores, fue llevada a hombros únicamente por varias mujeres del barrio.

Desde la iglesia de la Trinidad, el santo recorrió las calles General Iriarte, Espronceda, Julio Longinos, José María Garrido y Ramón Subirán. Numerosos vecinos le acompañaron en la procesión, en la que el '¡Viva San José!' fue una constante.

Después del desfile, la talla fue depositada en su hornacina, situada en la intersección entre las calles Ramón Subirán y José María Garrido. Y una vez que San José regresó 'a casa' se procedió al tradicional reparto de los gladiolos, claveles, rosas y otras flores que adornaban las andas de la figura durante su recorrido por las calles.

Este año, el santo patrono del barrio de San José tuvo hasta una jota. Y es que antes de que regresase a su hornacina un jotero le dedicó unas estrofas.

Vermut vecinal

Como final a la celebración, la familia Martínez-Ruiz ofreció un aperitivo en el bajo de su vivienda a todos los vecinos que quisieron compartir con ellos esta jornada tan señalada.

Y muchos eran quienes les agradecían que se ocupase de todos los preparativos para que cada 1 de mayo este barrio de Calahorra rinda su particular homenaje al patrón de los trabajadores. Porque gracias a ellos, San José continúa celebrándose.