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Restos de uno de los dos campamentos en el que han vivido los temporeros desde el pasado mes de mayo en Murillo. :: i.álvarez.
Un paisaje convertido en vertedero

Un paisaje convertido en vertedero

El paso de un grupo de temporeros por la pedanía de Murillo de Calahorra deja un reguero de basura y residuos

I. ÁLVAREZ

Miércoles, 12 de octubre 2016, 10:16

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Llegaron en el mes de mayo como «vienen haciéndolo desde hace cuatro o cinco años», comenta el propietario de una finca de la pedanía calagurritana de Murillo. En septiembre, después de haberse dedicado a las campañas de la pera, la cereza, la uva., levantaron anclas y con la casa a cuestas -literalmente- emprendieron el viaje hacia otras tierras que les proporcionasen un trabajo para poder seguir sobreviviendo.

Pero su paso por Murillo ha dejado huella, y no para bien. «Todo el barrio está lleno de basuras como si esto fuese un estercolero», denuncia este propietario, que prefiere mantenerse en el anonimato. Él, como otros dueños de fincas en esta pedanía, reclaman una solución a la gran cantidad de suciedad que han dejado los temporeros, que en los últimos cinco meses han montado dos campamentos en Murillo. «Si se van a instalar aquí, lo menos que pueden hacer es ponerles unos contenedores para que echen ahí toda la basura», dice otro propietario.

La actividad en Murillo, actualmente deshabitado, se ciñe a día de hoy a la agricultura y a la ganadería. Por eso, una de las preocupaciones de quienes cultivan y tienen ganado en estas tierras es el estado en el que ha quedado su manantial tras la marcha de los temporeros. «Esta lleno de porquería de toda clase y estamos hablando de una cañada real», señalan los afectados.

Efectivamente, a lado de una chopera donde se encontraba el campamento de mayores dimensiones, este manantial de agua ofrece una imagen insalubre. Restos de alimentos, cajas de cartón, plásticos y mobiliario conviven con otros residuos que revelan que en estas aguas se ha estado lavando.

Unos metros más adelante aparece un vehículo abandonado, con las lunas rotas. «Seguro que seguirá aquí el año que viene cuando vuelvan», dice con indignación el citado propietario.

Con él recorremos el pueblo y sus inmediaciones. Las imágenes hablan por sí solas. La porquería ha llega hasta un coto de caza: el 10.031. En los terrenos cercanos a la pedanía también se acumulan las bolsas de basura. Es la misma estampa repetida en muchas zonas, que hacen de Murillo un auténtico estercolero.

En fincas privadas

Fuentes consultadas por este periódico sobre la situación del barrio y a quién compete actuar ante este problema, explicaron ayer que la basura se encuentra en propiedades privadas y que por tanto, serían sus dueños quienes tendrían que retirar los residuos.

En cualquier caso, las mismas fuentes añaden que el Ayuntamiento puede realizar un requerimiento a estos propietarios para que limpien los terrenos, siempre que exista una queja por registro. Por el momento, según se señaló a este periódico, no se ha tramitado ninguna queja formal sobre esta problemática.

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