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Cientos de arnedanos de todas las edades desfilaron por el teatro Cervantes ante las mesas con setas, plantas y calabazas de la exposición de la Semana de las Ciencias. :: E.P.

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Cientos de arnedanos de todas las edades desfilaron por el teatro Cervantes ante las mesas con setas, plantas y calabazas de la exposición de la Semana de las Ciencias. :: E.P.

La naturaleza acusa la falta de agua

La escasez de setas y plantas condiciona la celebración de la XXIX Semana de las Ciencias de Arnedo

ERNESTO PASCUAL

Lunes, 30 de octubre 2017, 00:56

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Atravesaba la ciudad del calzado el 29 de octubre bajo un sol dominante a 18 grados que a alguno invitaba a ir en manga corta. A los no tan valientes, la chaqueta les bastaba. Fue el paisaje que enmarcó la tercera y última jornada de la XXIX Semana Cultural en torno a las Ciencias Naturales de Arnedo. Y esa temperatura anormalmente alta para el momento del calendario en este 2017 fue uno de los principales asuntos de conversación y preocupación entre los cientos de vecinos que participaron en las jornadas, promovidas por la Asociación Amigos de Arnedo para sentir el contacto con la naturaleza.

En ese objetivo, tras la conferencia inaugural del viernes a cargo del naturalista Carlos Ezquerro, el programa de la Semana invitó en la mañana del sábado a sendas salidas al campo para buscar setas y plantas alrededor de la comarca. «No hay humedad ni lluvia, el campo está seco. Más que una búsqueda, compartimos un paseo en una mañana agradable por el Carrascal de Villarroya y la zona», lamentaba el biólogo Alberto Bejarano.

Esas salidas iban a alimentar la exposición protagonista de ayer en el vestíbulo del Teatro Cervantes. Pero sobre la mesa de las setas, unos contados ejemplares cultivados y otros sacados del congelados desde la pasada campaña por aficionados colaboradores de la Semana.

El público se resignaba con tristeza por la falta de agua. Sólo ha llovido un día en los últimos dos meses en la ciudad del calzado. En la exposición de plantas, algo parecido, con notable presencia de verduras de la huerta. Pero la mesa no estaba tan espléndida como en anteriores ediciones. La que sí estaba poblada era la mesa de calabazas, con todos los colores y tamaños, alguna de hasta 103 kilos.

Pese a esa sensación, prevaleció el ambiente festivo alrededor del Cervantes con el taller infantil de manualidades en su entrada para preparar dinosaurios, con la entrega de premios del concurso de dibujo sobre la naturaleza en la que participaron cientos de escolares y la degustación de setas y champiñones preparada por sus voluntarios. Dejando, eso sí, un buen sabor de boca.

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