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Foto de familia con los casi 150 niños nacidos en el 2015, tanto los empadronados en la localidad como los hijos de alfareños que viven fuera de su pueblo. :: E.P.
La quinta del 2015 se anuda el pañuelo

La quinta del 2015 se anuda el pañuelo

Los 145 alfareños nacidos el año pasado disfrutaron ayer de sus primeras fiestas en el 'día del niño'

Ernesto Pascual

Miércoles, 17 de agosto 2016, 10:40

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Veinticuatro horas antes, la plaza de España de Alfaro era una olla a presión llena de color, de algarabía, dispuesta a estallar en fiestas. Miles de alfareños de todas las edades se abrazaban para compartir el momento único y tan especial del chupinazo que abre las fiestas de San Roque y San Ezequiel. Ellos, los más pequeños, también estaban en la plaza a esa hora, expectantes de todo el bullicio a su alrededor. En unos años, que pasarán más rápido de lo que muchos puedan percibir, los alfareños con más futuro serán los que estén en el centro de la plaza dando color, baile y brindis a uno de los chupinazos más alborotados de nuestra tierra.

Porque ellos son el futuro de Alfaro, de sus tradiciones y de sus fiestas, y es importante que aprendan desde bien temprano lo que todo ello significa y cómo pueden contribuir a que la tradición permanezca y se acreciente. Con ese sentido, las fiestas patronales alfareñas dedican desde hace varios años su segunda jornada a los más pequeños, a la cantera de la localidad y, con ella, de sus fiestas.

La plaza de España fue el lugar de encuentro para festejar a la quinta del 2015, los niños que recibirían de manos de los concejales del Ayuntamiento y del pregonero de estas fiestas, Luis Alegre, el pañuelillo rojo con el lema 'Mis primeras fiestas'. Esta prenda, ese pedazo de tela que significa que una localidad vive y comparte sus fiestas, es el mejor símbolo para el traspaso de lo que significan las tradiciones y las costumbres de un pueblo. Es lo que materializa, al anudarse al cuello, la herencia de unas generaciones a las venideras.

«Éste es un acto trascendental en nuestras fiestas para que enseñéis a los niños los valores que caracterizan a Alfaro y sus gentes, desde la honradez, la responsabilidad, la honestidad, el trabajo... Debéis enseñárselos para que guíen su camino hacia el futuro», dijo Luis Alegre a los cientos de personas presentes.

Los que recibieron ese mandato, esa herencia, fueron 145 niños nacidos en el 2015. De ellos, 90 empadronados en Alfaro, los que viven, crecen y construyen día a día el presente y futuro de la ciudad. Los otros 55, hijos de alfareños que por unas y otras razones tuvieron que marchar de su ciudad pero que regresan siempre que pueden y que ayer no quisieron dejar de estar en un acto tan emblemático. El acto significa que lo 'alfareño' se anuda definitivamente a sus pequeños, vivan donde vivan, vengan de donde vengan, siempre de regreso a Alfaro.

Tras el emocionante acto, los niños disfrutaron de los payasos musicales 'Los Opelli' en la Lonja de San Miguel. Bajo un mediodía caluroso y veraniego, retaron a la carrera a los cabezudos y vieron bailar con la boca abierta a los gigantes. Bocas que se abrían más cuando se acercaban y tocaban sus enormes manos. La herencia se había cumplido: viven como el que más estos días.

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