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Pilar Hidalgo
Lunes, 22 de mayo 2017, 00:58
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Un total de 57 chicas, naturales o descendientes de Sorzano y de la comarca del Moncalvillo, reeditaron ayer, como cada tercer domingo de mayo, la tradición más querida y emblemática de la localidad. La procesión de las Doncellas volvió a teñir de blanco el camino que separa la parroquia, en el centro de la localidad, de la ermita de la Virgen del Roble, la patrona del municipio.
Una nutrida comitiva acompañó en el ascenso a las jóvenes, ataviadas con sus vistosos vestidos blancos y sus ramos de acebo engalanados con flores de seda, y a los gaiteros y danzadores. Entre los asistentes a esta celebración con la que la primavera se manifiesta en Sorzano con todo su esplendor se encontraban el delegado del Gobierno, Alberto Bretón, y la directora general de Justicia e Interior, Cristina Maiso.
Como dicta la tradición, la explanada que rodea a la ermita acogió una misa de campaña. Singularmente, los nuevos tiempos se dejaron sentir, ya que por la zona sobrevoló un dron para tomar imágenes con las que inmortalizar esta ceremonia tan querida por los vecinos de Sorzano.
Tras la eucaristía, la procesión desanduvo el camino para retornar al pueblo. Si en la subida se portó a la Virgen de la Hermedaña, en el regreso se condujo a la imagen de la Virgen del Roble.
La fiesta de las Doncellas culminó con la popular 'lluvia' de caramelos que, en vez de la torre de la iglesia, cayó desde la balconada del nuevo Ayuntamiento. La tradición dejó paso seguidamente a un animado vermú.
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