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Víctor y Pedro enseñando los destrozos provocados.
«Nunca había visto nada parecido»

«Nunca había visto nada parecido»

Agricultores de Quel se quejan de los importantes destrozos producidos por los conejos

María Félez

Martes, 8 de noviembre 2016, 23:37

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Hace años fue Pradejón, después Aldeanueva de Ebro, también han hecho de las suyas en Calahorra y Autol, y ahora parece haberle tocado el turno a Quel. Los agricultores de la zona se quejan de la gran cantidad de conejos que existen en la zona y de que estos están empezado a provocar destrozos cuantiosos de los que luego nadie se hace cargo.

Pedro Martínez Oñate lleva toda la vida trabajando en el campo y nunca había visto «nada parecido a lo de este año». «Siempre ha habido conejos pero lo de este año con la sequía ha sido impresionante; entran en las fincas y dan con todo. Además es una especie que pega unos brincos tremendos porque llega a zonas de los cultivos que parecen impensables. «Nosotros tuvimos que emparrar las viñas porque en vaso daban con todas», comenta Víctor Pérez Yanguas.

Eso le ha pasado a Pedro este año. «La campaña pasada saqué 2.000 kilos de esta finca y este año sólo 600, me lo han devorado todo», cuenta. No le preocupa demasiado el rendimiento de este año, la campaña ha sido excelente en cuanto a kilos, pero «¿y si el año que viene no tiran bien estas viñas?», se pregunta. La verdad es que a pesar de ser viñas de vaso parece que ha pasado la cosechadora si miras cómo han quedado los racimos de uva.

A Víctor le preocupan sus ciruelos. «Un ciruelo tarda en dar fruto casi ocho años y si te fastidian uno has perdido esos ocho años de trabajo», cuenta por experiencia propia. Los agricultores de la zona ya están acostumbrados a poner los protectores, «pero tienes que estar todos los días pendiente porque como te descuides y uno se lo lleve el aire, adiós árbol".

Además nadie se hace cargo de los destrozos. «Entre Medio Ambiente y el coto se echan la pelota unos a otros, nos han llegado a decir que en esta zona no hay conejos y yo el otros día vi más de cien en un tramo de unos 200 metros», comenta Pedro.

«El coto nos paga la mitad del alambrado pero eso no es solución porque luego ¿cómo entramos a labrar o a tratar? No se le pueden poner puertas al campo, lo que hay que solucionar es el problema de los conejos», comenta Víctor.

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