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Tareas que tantas veces realizaron de jóvenes y ahora sólo repiten por la fiesta. :: m.f.
Una molienda con mucho interés

Una molienda con mucho interés

En torno al molino, los turistas conocieron un año más cómo se trabajaban las eras hace décadas

María Félez

Lunes, 15 de agosto 2016, 00:29

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Llegó el primer domingo de agosto y con él, como cada año, los vecinos de los seis pueblos que conforman el valle de Ocón dieron el resto para que cientos de visitantes conociesen de primera mano la tradición de la siega. Una siega en la que participaba todo el clan familiar y un valle en el que cada hogar se alimentaba prácticamente de lo que cultivaba y en el que el cereal era fuente de vida y de riqueza para los labradores.

Así, desde la una del mediodía se fue explicando cómo se realizaba todo el proceso desde que el cereal salía de los campos hasta que llegaba al molino de viento donde se convertía en harina. Muchos fueron testigos de cómo los hombres segaban con la hoz y el corquete. Epi fue el encargado de dar la salida de la cuadrilla de segadores. En filas desiguales para no tener percances y con el riñón bien doblado como pasaban sus padres y abuelos horas y horas bajo un sol de justicia antes de que llegasen las cosechadoras. Espigas de oro iban cayendo al son de las cantinelas de las mujeres y las jotas que entonaban eso de: 'y labrador fue mi abuelo, labrador era mi padre y yo como labrador a una labradora quiero.

También hubo tiempo para el almuerzo de rigor. A los deliciosos pinchos que ofrecía cada uno de los municipios en sus casetas (pan con tomate, orejas rebozadas, champiñones) hizo competencia el que prepararon los propios segadores: unas migas de pastor remojadas con buen vino de la tierra o agua del fresco botijo.

Y ya en la era llegaba el momento de desatar los fardos y expandir la parva que con arte, un año más, pisó Fernando a lomos de un caballo que se estrenaba por primer año y que a pesar de su bisoñez encaró bien la tarea encomendada. El grano ya estaba dispuesto para ser transportado al molino y allí convertirse en la fina harina.

Turístico y Regional

Además ayer era un día especial para la gente de Los Molinos, Santa Lucía, Aldealobos, Las Ruedas, La Villa y Pipaona y es que, además de celebrar la molienda, se celebraba que la fiesta ha sido declarada Bien de Interés Turístico Regional, una marca que demuestra el buen saber hacer de toda la familia que hace posible esta fiesta año tras año.

Porque no sólo hubo demostración de los trabajos de antaño sino que también se realizaron visitas guiadas al molino de viento y al trujal y se llevó a cabo una muestra de la artesanía más variada de La Rioja. Una fiesta que supone una excusa perfecta para pasar un día en una de las zonas más bellas y a la vez más desconocidas de La Rioja. Un lugar en el que uno parece retroceder en el tiempo.

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