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Cadetes de la Academia Militar de Zaragoza, en Haro. :: Delegación del Ministerio de Defensa
El tren que unió Haro y Ezcaray

El tren que unió Haro y Ezcaray

JAVIER ALBO

Domingo, 19 de junio 2016, 00:55

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Los andenes están llenos de historias; de gente que espera; que viene y va... La vida en tránsito, arropada -antaño- por ese onomatopéyico 'cha-ca-chá' de hierro y los, a veces, bruscos movimientos de una vía que se diría tenía baches.

En La Rioja Alta están de aniversario. Cien redondos años se cumplen del desaparecido y, en el capítulo de la nostalgia, añorado ferrocarril de vía estrecha que unió las localidades de Haro y Ezcaray entre los años 1916 y 1964 y transportó a miles de viajeros, como a los cadetes de la Academia General Militar de Zaragoza, en la imagen, esperando en la estación de Haro al tren para ir a Ezcaray a iniciar sus prácticas. Como es bien sabido, entre ellos estuvo algunos años el entonces príncipe Juan Carlos, hoy rey emérito de España.

El ferrocarril permitía cubrir, en aproximadamente hora y media, los 34 kilómetros que separan a ambas localidades. Curiosamente, en sus orígenes el proyecto ferroviario fue pensado para transportar el mineral que se extraía en Ezcaray, aunque no llegó a llevar ni una tonelada puesto que las minas cerraron entre los años 1908 y 1909. En su lugar llevó personas, aunque en los primeros años corrió serio riesgo de quebrarse la viabilidad financiera de la empresa puesto que la población de la zona era escasa y los billetes muy caros: de Haro a Ezcaray costaba 1,90 pesetas en 'tercera clase', lo que equivalía al sueldo diario de un peón o, por ejemplo, al coste de un filete de cordero. Por ello, sus primeros años de vida fueron muy flojos, algo que cambió una vez acabó la guerra civil.

La llegada de este ferrocarril fue recibida con gran entusiasmo por la población. Diario LA RIOJA escribió un editorial con motivo de la inauguración del servicio, un 9 de julio de 1916: «20.000 almas que entran en el torrente circulatorio del progreso industrial van a sentir sus fricciones lubrificantes», podía leerse en él.

El entonces presidente del Congreso de los Diputados y diputado por la comarca, Miguel Villanueva, encabezó la lista de pasajeros, solo de 'primera clase', que realizaron el primer viaje triunfal, con apoteósicos recibimientos por las localidades de paso, especialmente en Santo Domingo de la Calzada, cuyo corresponsal escribió que «este día puede ser para nuestro pueblo el punto de partida de acelerado progreso, de una nueva vida, más rica, más potente y más industriosa».

Tampoco fue para tanto. Cuarenta y ocho años duró la empresa. En los 60, el ferrocarril no pudo competir con los medios de transporte por carretera -autobuses y coches-, ni asumir los costes que suponía el transbordo en Haro a la vía Renfe. El 16 de enero de 1964, esta parte de la historia que circuló sobre raíles cerró sus puertas. La popular locomotora 'El Bobabilla' entraba en la leyenda.

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