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María Luisa Arízaga reunió a veintisiete de sus sobrinos para soplar las velas de su 105 cumpleaños junto a su familia. :: lr
María Luisa Arízaga, abuela de Haro

María Luisa Arízaga, abuela de Haro

La priora honorífica de San Felices cumplió 105 años junto a sus sobrinos

C. VALDERRAMA

Viernes, 28 de agosto 2015, 11:20

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En Haro se debe vivir bien porque cada año se suelen celebrar homenajes a personas que cumplen los cien años. María Luisa Arízaga hace cinco que llegó al centenario porque el pasado 19 de agosto cumplía los 105 años. Y este fin de semana lo ha celebrado rodeada de los suyos. Veintisiete sobrinos de tres generaciones acudieron para soplar las velas junto a su tía, que se ha convertido en la 'abuela' de Haro, al ser la mujer de mayor edad de la ciudad.

Y la Arízaga sigue conservando la cabeza que tenía hace cinco años. Por aquel entonces se definía como «trabajadora, familiar, católica, apostólica y riojana». Y a sus 105 años, aunque le fallan un poco las piernas, continúa haciendo punto y ganchillo, escuchando misa en la tele y disfrutando de la compañía de sus sobrinos.

Soltera, tuvo tres hermanos y una hermana, la Santitos, con la que vivió hasta que murió a los 95 años. María Luisa Arízaga comenzó a trabajar a los 14 años en la Central Eléctrica de San José y después, junto a su hermana, abrieron una mercería en la plaza de la Paz y montaron un taller de punto.

Siempre ha sido muy religiosa y formó parte de Acción Católica. También estuvo en la Escuela Nocturna, una entidad que se dedicaba a dar clases a las mujeres que trabajaban o las niñas que cuidaban de sus hermanos pequeños.

Y devota de San Felices, durante años fue la encargada de subir una de las reliquias del Santo a la ermita. «Subía en una cesta todo lo necesario para celebrar la misa», recuerda su sobrino José Luis Arízaga. Su dedicación al patrón de Haro fue recompensada con el nombramiento de priora honorífica.

Pasó una Guerra Civil, algo que hace cinco años recordaba «con mucha pena porque en un pueblo todos somos amigos». Y en estos 105 años ha trabajado mucho por Haro, dentro de asociaciones, cofradías y apoyando clubes como el Taurino o el Haro Deportivo.

Querida por sus vecinos, celebró un año más junto a los suyos «muy feliz y disfrutando muchísimo».

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