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Durante todo el día los jarreros vieron los productos y muchos se animaron a comprar.
Haro se llena de antigüedades
HARO

Haro se llena de antigüedades

El Desembalaje de la Vendimia reunió a una veintena de participantes

C. VALDERRAMA

Sábado, 11 de octubre 2014, 23:42

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En su cuarta edición el Desembalaje de la Vendimia se ha consolidado como una cita con las antigüedades en Haro. Esta vez ha cambiado de día y se ha adelantado al sábado en vez de al domingo para intentar atraer a otra clase de público. El resultado lo dirán los desembalajistas, pero la mañana estuvo animada en las inmediaciones del antiguo Banco de España.

Porque allí se instalaron una veintena de anticuarios con sus productos de otras épocas. Infinidad de artículos que van desde muebles o ropa hasta herramientas, vajillas o juguetes. Y el público recorría cada puesto fijándose bien en cada cosa.

Muchos simplemente van a dar una vuelta y recordar objetos que veían en casas de las abuelas cuando eran pequeños. Otros, en cambio, sí que van a por alguna pieza concreta. Los anticuarios y los desembajalistas aprovechan también estas ferias para hacer contactos con clientes y futuros compradores.

Dicen que las antigüedades enganchan y el que entra en este mundo suele recorrer las diferentes ferias para ampliar la colección. En ocasiones buscan artículos para decorar bodegas, casas rurales, hoteles o la propia casa. Otras veces son artículos de capricho que quieren volver a tener.

«¡He visto una maleta preciosa y me la dejan a la mitad de precio!», le decía una chica a su madre, o «¡Mira! Una muñeca como ésas tenía yo cuando era pequeña» son algunos de los comentarios que se podían escuchar entre la gente.

Porque el Desembalaje de la Vendimia es también un viaje al pasado. Una ocasión para recordar la época en la que no existían los móviles y los teléfonos eran de ruleta, las cámaras de fotos que era imposible llevar en el bolsillo o las máquinas de escribir que fueron sustituidas por el ordenador.

Son artículos de épocas anteriores que ahora se consideran antigüedades. Y el precio varía según su estado. No por ser antiguo es caro aunque siempre depende del estado, de la calidad y del objeto del que se trate. En Haro se podían comprar cosas desde 5 euros, incluso menos, hasta mucho más. Porque el desembalaje es una ocasión para reutilizar artículos con su historia.

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