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Comunidad de musulmanes jarreros
Los musulmanes jarreros piden espacio

Los musulmanes jarreros piden espacio

La Comunidad Islámica solicita un local o una parcela al Ayuntamiento de Haro para disponer de una nueva mezquita

Diego Marín A.

Martes, 22 de abril 2014, 10:44

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La Comunidad Islámica de Haro reclama una nueva mezquita. El crecimiento de la población musulmana en la localidad, que supera ya las 500 personas, ha provocado que el local que ocupa para el rezo y otras actividades, como clases de lengua árabe y pakistaní para los niños y reparto de alimentos entre las familias necesitadas, se haya quedado pequeño. «Hace siete meses que no podemos hacer nada allí con nuestros hijos», lamenta el tesorero de la entidad. A su presidente, el joven español Tarik Azouau, nacido en Melilla aunque de origen marroquí, también le apena no poder invitar a un té a los invitados, debido a que el recinto «no está en buenas condiciones, tiene una avería de agua».

El bajo que funciona como mezquita provisional en el número 13 de la avenida de Navarra es una propiedad donada por tres particulares. La comunidad islámica jarrera está compuesta por pakistaníes, argelinos y marroquíes, aunque muchos otros también son españoles de pleno derecho, como los niños nacidos aquí y que estudian en los centros escolares harenses. Azouau ha presentado varios escritos al Ayuntamiento de Haro, el último en el mes de febrero, solicitando «la cesión de una parcela o local que cumpla los requisitos para ser destinado a uso religioso, como lugar de culto».

La Comunidad Islámica de Haro está registrada en el Ministerio de Justicia («con todos nuestros deberes y derechos, pagamos impuestos», señala Azouau) desde que en el 2008 la nueva junta la convirtiera en entidad religiosa, en lugar de ser asociación cultural. La intención primera, no obstante, fue adaptar el local a la normativa de lugares de culto y para ello se solicitó un permiso de reforma del baño, ante lo que obtuvieron lo que consideran un «silencio administrativo»: «Ni nos lo niegan ni nos lo conceden».

Después solicitaron «un proyecto de adaptación a la norma de lugares de culto» a dos arquitectos locales pero, al carecer el Consistorio harense de una normativa específica para este tipo de locales, se impone la más parecida, la de concurrencia pública que se aplica más comúnmente a bares y discotecas, y a la que no se ajusta la mezquita por sus condiciones. Así, a los musulmanes jarreros les quedan dos opciones: trasladarse a otro local que sí reúna las condiciones para adaptarse a la ordenanza municipal o bien construir una nueva mezquita. Para ello, sugieren al Ayuntamiento de Haro que les conceda la parcela de 840 metros cuadrados de El Mazo que en el 2010 planteó ceder a la Iglesia Católica para edificar el que hubiera sido el tercer templo cristiano jarrero y que la Diócesis, finalmente, desistió construir.

La respuesta del Consistorio ha sido que no cuenta con ningún local ni parcela susceptible de ser cedido, como en los últimos años ha hecho con asociaciones y entidades locales. Ante esta negativa, Tarik Azouau considera que «no hay colaboración» e, incluso, nota cierta «hostilidad» hacia ellos. «Estamos al tanto de la actualidad jarrera y este no nos parece un trato justo», declara el presidente de la Comunidad Islámica de Haro, que piensa que «la situación está bloqueada».

«El discurso sobre la integración resulta contradictorio», se queja Azouau: «Nos intentamos acercar a la comunidad y no nos ofrecen nada a cambio. Nunca nos han invitado a ningún acto oficial. No tenemos constancia de que aquí se aplique ningún plan de integración».

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