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Los troqueles, listos para acuñar la moneda.
Felipe VI se cuela en tu bolsillo

Felipe VI se cuela en tu bolsillo

La fabricación de las nuevas monedas de uno y dos euros ha tardado tres meses "de un proceso artesano-mecánico"

Javier Varela

Viernes, 6 de marzo 2015, 17:30

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¿Quién no ha soñado con poder tocar la cara a Felipe VI o con meterse al Rey en el bolsillo? Desde hace unas semanas es posible gracias a un delicado proceso que comienza con algo tan sencillo como una foto. "El fotógrafo de la Casa de la Moneda hace varias instantáneas del Rey; posteriormente la Casa Real le da el visto bueno a una y ahí empieza el proceso". Son palabras de Luis Antonio García Ruiz, grabador jefe del taller de grabación de la Real Casa de la Moneda y Timbre, que lleva muchos años viendo desfilar monedas con diferentes rostros y diseños.

Ocho meses después de que Felipe VI asumiese el relevo en la jefatura de Estado, el Banco de España ha emitido la primera tirada de monedas con su imagen y que -con valor de uno y dos euros- que están en circulación desde hace semanas. "Ha sido un proceso artesano-mecánico que ha durado cerca de tres meses y en el que se cuida hasta el último detalle", señala García Ruiz. Ese cuidado se palpa cuando uno se cuela en las tripas de la Casa de la Moneda, donde todo se mide al milímetro y donde uno tiene la sensación de darse un paseo por un taller amanuense y 'asomar' los ojos a través de un micrsocópio. Papeles, lienzos, pinceles, escayola, plastilina, resina, digitalizadores, troqueles, prensas Todo un universo de materiales y máquinas con el único objetivo de hacer una moneda.

Un proceso que arranca con una foto y en el que se mezcla la artesanía más 'primitiva' con la tecnología punta. Un paseo por el pasado y por el futuro que se alían para la fabricación de algo tan sencillo como una moneda. "Después de elegir la foto comienza un proceso artesano. Un dibujo, un molde de plastilina, otro de resina, también de escayola con el detalle modelado", explica García Ruiz como lo hace un profesor con su alumno. "Posteriormente llega el momento de digitalizar la imagen con un digitalizador palpador que genera una imagen en 3D, a la que se le añaden el texto y las estrellas". La moneda va tomando forma, pero queda mucho. Un proceso en el que se cuela la tecnología.

Cupro-níquel y bronce-aluminio

Con la imagen en 3D se genera una matriz que acaba siendo una imagen en negativo de la moneda en la que poder retocar la imagen y esas zonas a las que el ojo humano no alcanza, para poder crear los troqueles con los que se da el paso a la penúltima fase. "Con ello se pretende facilitar el proceso de acuñación de la moneda", señala García Ruiz para explicar el punto y final en su taller y dejar 'la pelota' en otro rincón de la Casa de la Moneda, el taller de acuñación.

Lo primero que sorprende al visitante cuando se cuela entre las muchas y gigantescas prensas del taller de acuñación es el ruido y el traqueteo constante de las máquinas y de las 'monedas' relucientes cayendo a una velocidad de vértigo. Eugenio Gómez, Jefe del departamento de acuñación, explica que "los troqueles obtenidos golpean el disco metálico sobre el que se acuña la moneda". De hecho cuando uno escucha el proceso parece más propio de una complicada fórmula mágica, que se convierte en algo secillo cuando lo ve. "Se produce una expansión del material, una parte central circular de cupro-níquel y un aro exterior de bronce-aluminio, que se cohíbe por medio de un anillo, conocido como virola y que deja grabado sus relieves en el canto de la moneda", nos desvela Alonso Corro, jefe del taller de acuñación, que acumula 37 años entre aquellas máquinas.

"750 monedas por minuto"

La lucha contra las falsificaciones también obliga a tomar medidas para impedir el fraude. Por ello, la acuñación se lleva a cabo en prensas de gran precisión y a una presión de entre 75 y 80 toneladas: "De esta manera es imposible que la moneda se separe", señala Corro. Unas prensas que se pueden alimentar de forma manual o mecánica y que alcanzan una velocidad de fabricación de "750 monedas por minuto".

Aunque en el mercado sólo tendrán valor de uno y dos euros, tras visitar la Casa de la Moneda, uno se da cuenta de que la fabricación de una moneda tiene un valor incalculable. Y por si teníamos dudas nos avisan: "Es imposible saber cuánto cuesta fabricar una moneda". Con la moneda lista, sólo falta el estuchado, la puesta en circulación y que el Banco de España decida cuándo y cómo deben ponerse en manos de los ciudadanos. Eso y que caigan en nuestras manos y bolsillos para poder gastarlas.

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