Diario LA RIOJA cumple 125 años

El 15 de enero de 1889, hace hoy 125 años, don Facundo Martínez-Zaporta, antiguo oficial de Telégrafos, decidió publicar un periódico en Logroño.

Debía de ser don Facundo hombre inquieto y de profunda vocación porque ya se había metido antes en otras aventuras editoriales: en 1884 había alumbrado un semanario «no político», El comercio, que duró más de cuatro años, y una revistilla satírica de corta vida, Logroño cómico.

Pero esa vez fue diferente. Con la experiencia que había adquirido en sus anteriores trabajos, fundó un nuevo diario, lo llamó La Rioja y en aquel escueto nombre encerró toda una filosofía. Antes de ponerse a publicar noticias a diestro y siniestro, don Facundo decidió presentarse: sacó un Prospecto, apenas dos hojitas volanderas, que servían como partida bautismal del nuevo periódico y que marcaban sus prioridades; una especie de catecismo que, lejos de haberse convertido en una pieza de mero interés arqueológico, todavía sigue vigente. Arrancaba: «(Este diario) ha de tener como única mira y aspiración constante de sus esfuerzos la defensa de los intereses generales del país y los particulares de esta provincia» y prometía hacerlo «con entera imparcialidad de juicio y libre de todo apasionamiento». «Esto es lo que faltaba en esta región», clamaba don Facundo. Faltaba, sí, y eso que aquella fue una época de inaudita efervescencia editorial. Según José Miguel Delgado Idarreta, profesor de Historia Contemporánea en la UR, entre 1876 y 1900 se publicaron la friolera de 53 periódicos en la provincia de Logroño, 28 de ellos en la capital.

Más de un siglo después, sabemos que don Facundo tenía razón: entre las muchas razones que explican la vida o la muerte de un periódico, quizá la principal sea la capacidad de establecer una fuerte conexión (intelectual, pero también sentimental y emocional) con sus lectores. La imbricación del Diario LA RIOJA con la región cuyo nombre ostenta le ha permitido llegar hasta una orilla que pocos en el mundo alcanzan. Está entre los doce periódicos más longevos de España y antecede a cabeceras internacionales tan ilustres como el Wall Street Journal (julio de 1889), La Gazzetta dello Sport (1896) o el británico Daily Mail (1896), también fundados en aquellos últimos años del siglo XIX.

Para festejar esta onomástica, Diario LA RIOJA ha organizado diversas iniciativas. La primera de ellas, la revisitación de la histórica serie La Rioja de cabo a rabo, ya está en marcha y seguirá publicándose todos los sábados y domingos hasta octubre. Además, se editarán dos suplementos especiales y se organizarán varios actos culturales que se irán desvelando a lo largo del año.

DE SAGASTA A INTERNET

Cuando el Diario LA RIOJA salió por primera vez a la calle, el torrecillano Práxedes Mateo Sagasta ocupaba la Presidencia del Gobierno y María Cristina de Habsburgo ejercía la regencia por la minoría de edad de su hijo, Alfonso XIII. Cuba todavía era una provincia española. Pérez Galdós publicaba la tercera tanda de sus Episodios Nacionales. Aún no se había inventado el cine y la industria del automóvil daba en Alemania sus primeros y esforzados pasitos. Desde entonces, y en sus más de 40.000 números, el periódico ha tenido que sortear, con mejor o peor fortuna, una dictadura, una república agitada, una pavorosa guerra civil, otra nueva, larguísima y más cruel dictadura, una incierta transición, una democracia constitucional y varias depresiones económicas devastadoras. Para colmo, en los últimos diez años, el universo parece haber enloquecido y el ecosistema informativo ha cambiado más que en los anteriores quinientos años: la difusión y popularización de Internet ha sumido a toda la prensa en una nueva e inédita crisis y la ha arrojado al desafío de un mundo permanentemente conectado...

Cuando uno lee todo lo anterior de corrido y sin respirar, se da cuenta de lo asombroso que resulta que el viejo sueño de don Facundo Martínez-Zaporta haya llegado vivo hasta aquí, 125 años después. Una trayectoria llena de rosas, pero también de espinas. Hubo que padecer años oscuros, como cuando el régimen franquista cortó la trayectoria liberal de LA RIOJA, le cambió el nombre e impuso una línea editorial de propaganda y retórica hinchada. Pero, en el otro fiel de la balanza, debemos valorar el servicio que el periódico prestó a la consecución de la autonomía o a la designación de San Millán como Patrimonio de la Humanidad. Y sobre todo hay que constatar que en todo tiempo, a las duras o a las maduras, con Alfonso XIII, la República, Franco o la democracia, el diario ha mostrado siempre la infatigable vocación de dar a conocer las noticias que suceden en su territorio. Eso también lo dejó escrito don Facundo: «Dedicaremos una parte del periódico a exponer o discutir los hechos que en los pueblos se verifiquen porque entendemos que hay intereses y simpatías que unen entre sí las diferentes comarcas de las Riojas». Ahí radica la razón de su longevidad y quizá también la semilla de su futuro.