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Una bomba silenciosa
REGIÓN

Una bomba silenciosa

La Rioja era en el 2010 la región con el coste medio más bajo por paciente hospitalizado por una enfermedad cerebrovascular (4.502,7 euros)

CARMEN NEVOT

Domingo, 29 de diciembre 2013, 01:26

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Silvia Abascal, Joaquín Sabina, María Escario, el exministro José Antonio Alonso, Alfredo Landa, Sharon Stone, Monserrat Caballé... todos ellos tienen un nexo en común: haber sufrido un ictus. Una bomba silenciosa y repentina que se ha convertido en la primera causa de muerte entre las mujeres españolas y la segunda, después del cáncer de pulmón, entre los hombres.

En La Rioja, el número de ictus ha seguido un avance ascendente en los últimos años, ligado al aumento de la esperanza de vida, es decir, al progresivo envejecimiento de la población, hasta estancarse entre los 600 y 700 al año, o lo que es lo mismo, cada día dos riojanos sufren esta enfermedad, también conocida como accidente cerebrovascular (ACV).

En el 2012, por ejemplo, en esta comunidad se diagnosticaron 623 nuevos ictus y sobre ellos la sanidad regional ha puesto la lupa en los últimos años de tal forma que si echamos la vista atrás 22 años, la tasa de mortalidad era entonces de 113,2 fallecimientos por cada 100.000 habitantes y en el 2002 bajó hasta las 88,7 defunciones por esta causa.

No afecta igual a todos los tramos de edad; se estima que en el país hay una incidencia de más de 200 casos por cada 100.000 habitantes al año, con una prevalencia de 50-60 por cada 100.000 habitantes entre 65 y 74 años y superior a los 100 casos en los mayores de 75 años.

Conscientes de la importancia de acometer el tratamiento cuanto antes, el Gobierno de La Rioja tiene previsto abrir antes del próximo verano la Unidad de Ictus, pero hasta que eso llegue en La Rioja se emplea el denominado Código Ictus, una secuencia de actuaciones coordinadas que se implantaron en marzo del 2010. En la práctica este Código supone que diferentes servicios y de urgencias hospitalarias armonicen sus acciones para identificar y administrar tratamiento trombolítico a aquellos pacientes que han sufrido un ictus isquémico agudo y que cumplen unas condiciones determinadas para que su administración sea beneficiosa.

Durante sus tres años de vida, el Código Ictus ha sido activado en 366 ocasiones y se ha aplicado el tratamiento fibrinolítico a 104 pacientes riojanos. No obstante, para administrarlo deben darse una serie de condiciones. Debe tratarse de un ictus isquémico y no hemorrágico, además dependerá de la situación del paciente, de si ha existido recuperación previa o no, y de la edad, entre otros factores.

Tratar un ictus no es barato, según el informe Carga de Morbilidad y Proceso de Atención a las Enfermedades Cerebrovasculares en los Hospitales del Sistema Nacional de Salud (SNS), elaborado por el Ministerio de Sanidad, el coste medio por paciente con enfermedad cerebrovascular (ECV) durante el 2010 -el último hecho público- fue de 6.123 euros por alta, superado sólo por las neoplasias (6.620,59 euros). Dentro de estas enfermedades, lo más costoso fueron los ictus agudos -6.922 euros de media- y, dentro de ellos, los quirúrgicos, con 25.505 euros por paciente, fueron cinco veces más caros que los casos médicos.

Por comunidades, La Rioja era al menos en el 2010 la región con el coste medio más bajo por paciente hospitalizado a causa de una ECV (4.502,7 euros); le seguían Ceuta (4.855,84) y Extremadura (5.559,35). En el lado opuesto se situaban Canarias (7.210,11 euros), Madrid (6.435,72) y Cataluña (6.423,57).

De acuerdo con el mismo estudio, en los últimos 15 años, el número de pacientes atendidos en hospitales del Sistema Nacional de Salud por enfermedades cerebrovasculares ha aumentado un 40%. En términos de altas por 100.000 habitantes, Asturias (362), Extremadura (298) y La Rioja (273) son las que, también en el 2010 -año en el que se centra el informe- registraron el mayor número de ingresos hospitalarios por ictus. En el otro lado se encuentran Melilla (131) Canarias (149), Ceuta (153) y Baleares (173).

Tanto en la Federación Española de Ictus (FEI) como la Sociedad Española de Neurología (SEN) han insistido en los últimos meses en la importancia de la implantación de las unidades de ictus en los hospitales de forma que se garantice una atención adecuada a las necesidades del paciente. A día de hoy, en la sanidad española existen 46 unidades de estas características, una cantidad insuficiente tanto para la FEI como para la SEN, que calculan que deberían existir entre 95 y 100 para atender a toda la población afectada. Es más, con motivo del Día Mundial del ictus el pasado 29 de octubre alertaron del cierre de algunas unidades y del mantenimiento de otras con el personal mínimo.

Precisamente, La Rioja, si se cumplen las previsiones, contará con una Unidad de Ictus antes del verano del 2014. En ella se prevén tratar las complicaciones que puedan sobrevenir en la fase aguda e indicar precozmente el programa de rehabilitación y readaptación.

En la anticipación radica en la mayoría de los casos el éxito y la recuperación del paciente. Pero para que reciba atención cuanto antes es necesario conocer los síntomas que pueden ser muy variados: confusión repentina, dificultad para hablar o para entender, repentina dificultad para andar, mareo pérdida de equilibrio y coordinación, problemas repentinos para ver en uno o dos ojos, parálisis del lado derecho del cuerpo, problemas del habla o del lenguaje, pérdida de memoria y comportamiento enlentecido, entre otros.

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