
Un año más, los jarreros han cumplido con la tradición y han llevado a sus niños a la Virgen de la Vega. 117 pequeños, la mayoría nacidos en el año anterior, acudieron a la basílica arropados por sus padres, abuelos y familiares. El interior del recinto parroquial era un hervidero de personas y también de gritos, lloros y risas. El silencio habitual dio paso a la algarabía de los pequeños, que esperaron por turno para subir al camarín.
Como es habitual, el abad de la cofradía recibió a los asistentes y les recordó que en las Candelas se conmemora la presentación del Niño Jesús en el templo. A continuación, subieron al camarín para que los sacerdotes les auparan y les pasaran por el manto de la Virgen. Muchos lloraron, otros se quedaron tranquilos, pero todos conservarán el recuerdo de este día en forma de pergamino que entrega la cofradía de la Virgen de la Vega y que les nombra aspirantes a cofrades.