Una dieta que produzca más energía calorífica, necesaria para mayores de 75 contra la ola frío

Ante la ola de frío, la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG) ofrece unas recomendaciones especiales para las personas mayores de 75 años.

El frío afecta de un modo especial a las personas mayores, ya que el envejecimiento altera los mecanismos de termorregulación por lo que la época invernal favorece que los problemas de salud de las personas mayores se agraven o que, incluso, aparezcan nuevas patologías

Por este motivo, la SEGG quiere lanzar la siguiente serie de consejos destinadas a este grupo de edad que es más susceptible de sufrir problemas debido al descenso térmico. Las personas mayores generan menos calor y tienen mayor facilidad para perderlo ya que se produce una vasoconstricción en respuesta a las bajas temperaturas.

Toda la población debería protegerse adecuadamente del frío, pero hay que hacerlo especialmente a partir de los 75 años y a edades inferiores si existen problemas de salud que limiten la movilidad.

Y es que, a estas edades, el frío empeora sustancialmente todos los problemas relacionados con el sistema circulatorio (angina de pecho, circulación en piernas, ictus) y con el sistema respiratorio por el aumento de las infecciones respiratorias.

Pero uno de los problemas más graves que provocan las bajas temperaturas y que puede conducir a la muerte es la hipotermia. La hipotermia debe sospecharse en toda persona mayor que tenga la piel fría y que esté más lento tanto física como mentalmente.

Tienen mayor riesgo de hipotermia son aquellas que viven solas o las que tienen alguna de las siguientes enfermedades: enfermedad de Parkinson, ictus, demencia, algún otro problema de movilidad, desnutrición, alcoholismo, pacientes medicados con sedantes

La hipotermia leve se inicia con confusión y lentitud mental, cansancio y puede acompañarse de escalofríos (sirven para generar calor). Si la temperatura baja mucho se origina una disminución de la consciencia.

Consejos para evitar los problemas con el frío

En invierno se debe realizar una dieta que favorezca la producción de energía calorífica. Como todo el año, pero aumentando la ingesta de carbohidratos (arroz, pasta, legumbres) sin olvidar los alimentos con elevado contenido proteico (carnes y pescado azul). No hay que olvidarse de una adecuada ingesta de líquidos (agua, infusiones, zumos). ¡Y se debe evitar la ingesta de alcohol!

La temperatura en el domicilio no debe ser nunca inferior a 21º C. El método de calefacción no debe tener riesgo de quemaduras ni de producir monóxido de carbono. Por tanto, las personas mayores deben evitar siempre los braseros y las estufas que usan butano. La calefacción eléctrica o los radiadores es lo más aconsejable.

La ropa para el invierno ha de ser cómoda para el mayor. Es preferible ponerse varias capas de ropa que sólo una o dos. Es muy importante proteger zonas del cuerpo por donde se pierde gran cantidad de calor (la cabeza se puede perder hasta el 25 por ciento del calor corporal) o que de forma habitual están poco perfundidas como pies y manos. Cuando se salga a la calle hay que llevar gorro, que preferiblemente tape las orejas, y guantes. El calzado no ha de ser estrecho.

La personas mayores deben mantener la actividad física en invierno, no sólo porque favorece el bienestar en general, sino porque de esta forma se genera calor. Sin embargo, se debe ser prudente y los días de lluvia, nieve y viento en los que existe riesgo elevado de caídas es más conveniente realizar la actividad física en casa. Si se sale en coche no debe olvidarse de poner la calefacción.

Los familiares de las personas mayores deben seguir las recomendaciones en cuanto al frío y llamar y visitar a estos familiares con frecuencia.