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Tras la tensión por determinar quién cerraba las intervenciones, Sanz, Santos y Ulecia departieron un par de minutos para aclarar sus puntos de vista. / JONATHAN HERREROS
«Detrás de mí, no»
LOGROÑO

«Detrás de mí, no»

Sanz, Ulecia y Santos vivieron ayer momentos de tensión en la visita a la estación provisional de trenes después de que el presidente regional reclamase ser el último en dirigir la palabra a la prensa

V. SOTO

Viernes, 2 de octubre 2009, 11:09

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El proyecto de soterramiento y la llegada de la alta velocidad a Logroño parecían un buen punto de partida para el diálogo fluido entre Gobierno regional, Ayuntamiento y Gobierno central (a través de la Delegación de Gobierno). Así, por lo menos, lo reflejaba el lema de las obras: «Tres administraciones con un proyecto común. La integración del ferrocarril en la ciudad».

Pero ayer, el solar donde se levantará la estación provisional no vivió unidad, sino tensión. El motivo parecía menor, pero resultaba importante para los protagonistas que visitaban las obras: Pedro Sanz, presidente regional; José Antonio Ulecia, delegado de Gobierno; y Tomás Santos, alcalde de Logroño.

Todos habían escuchado las intervenciones de Santiago Miyares, director general de la sociedad Logroño Integración; y de Rafael López, director de la Alta Velocidad Madrid-Norte, a la espera de su turno de intervención. Tomás Santos y José Antonio Ulecia alabaron el inicio del soterramiento. Pedro Sanz, que debía comparecer el último, se alegró por éste, pero realizó lo que consideró una «crítica constructiva» y arremetió contra el retraso de las obras.

También aseguró que el Gobierno regional podría plantearse abonar el 25% de la futura estación de autobuses si ésta se integra en el proyecto del soterramiento y no retrasa las obras ferroviarias. Santos cogió el guante y decidió intervenir tras Sanz, lo que molestó al presidente, que pidió su derecho a apostillar. Ulecia le invitó a hablar tras Santos y él reservarse el cierre, algo a lo que Sanz se negó. «Detrás de mí, no. Porque no, vamos a jugar limpio», sentenció Sanz ante sus interlocutores. Y Ulecia decidió no intervenir, dejando al presidente regional la última apostilla.

Tras el incidente, Ulecia reunió en un aparte a Sanz y Santos e incluso hubo un intento de brindis para la foto que no cuajó. Sanz se fue el primero tras aclarar, en una charla de dos minutos, los puntos de vista de tres administraciones que siguen «un proyecto común» pero con voces opuestas.

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