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«Jamás vería una película en Internet»
QUENTIN TARANTINO DIRECTOR

«Jamás vería una película en Internet»

El director de 'Malditos bastardos' concibe su vida como un eterno aprendizaje sobre cine: «El día que me muera será el de mi graduación»

OSKAR L. BELATEGUI

Sábado, 19 de septiembre 2009, 11:18

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«¡Está maquillado!», gritó un fan cuando descendió del coche que le trajo al María Cristina. Y es que Quentin Tarantino (Knoxville, Tennessee, 1963) es toda una estrella, quizás el director más célebre desde Orson Welles. Hijo de una madre soltera a la que debe sus potentes personajes femeninos, el autor de ha resucitado carreras, pervertido géneros y convertido su cine en una absorbente batidora de referencias gracias a las miles de películas devoradas en salas cutres de Los Ángeles y en el videoclub donde trabajó.

Con ha cumplido un doble sueño: alterar la Historia con un canto de amor al cine, y reciclar el 'spaguetti western' y esas cintas bélicas que jamás se eligen entre las diez mejores del género. Rodeado de un séquito de la Universal que desdice su imagen de cineasta 'indie', Tarantino promociona su último filme el mismo día que se estrena en España. Sólo le gusta hablar de cine, y zanja cualquier pregunta que no le dé pie a citar nombres de directores y títulos de películas. Efectivamente, su difícil mandíbula luce maquillada.

- ¿Conocía San Sebastián?

- Sí. Estuve en 1994. Bonito lugar. La verdad es que anoche no fui ni a cenar, estaba agotado y sólo quería dormir.

- Malditos bastardos ha sufrido algunos cambios desde que presentó una primera versión en el festival de Cannes.

- Han sido mínimos. Andábamos muy pillados de tiempo para Cannes y no pude afinar el montaje. Después la he proyectado en Los Ángeles ante un público normal y he hecho unos pequeños retoques, apenas dos días de trabajo con mi montadora habitual, Sally Menke.

- Le ha costado diez años hacerla.

- Empecé a escribir el guión en 1998, cuando acabé Me inventé a estos mismos personajes pero metidos en otra trama. Después la historia se me fue de las manos y supe que era demasiado grande para el cine, quizá se podría haber hecho una serie de televisión. No podía parar de escribir. Así que lo dejé y rodé 'Kill Bill'. En 2008 retomé el guión, los mismos personajes, pero metidos en otra historia.

- ¿Por qué le interesan tanto las historias de venganza?

- Yo siempre trabajo sobre los géneros, donde la venganza es algo muy corriente. Casi todos los 'westerns' y las películas de artes marciales cuentan una historia de venganza. Pero cuando escribo no pienso 'voy a tocar este tema'. Quizás en el género bélico no sea tan normal, pero a mí me servía para convertir algo global en un asunto personal.

- La fascinación por el nazismo es cíclica. ¿Qué piensa de esas pancartas de Obama con bigote de Hitler que nos llegan de EE UU?

- Los tíos que hacen eso son unos gilipollas.

- Malditos bastardos está repleta de bandas sonoras de Morricone. ¿Cuánto tiene de 'western'?

- Quería conseguir esa atmósfera de 'spaguetti western', sobre todo al principio; después se parece más a esas cintas de comandos con una misión que se rodaron en los 60. En los 'spaguetti western' la vida era muy barata, la gente moría muy fácilmente. Para mí es una descripción perfecta de cómo era Europa en la II Guerra Mundial.

- Su película concluye con una frase: «Es mi obra maestra». ¿Piensa lo mismo de Malditos bastardos ?

- Qué difícil es para el pollo hablar de su propia sopa... Vosotros tendríais que decírmelo. No sé, quizás hagan falta tres años para verla en perspectiva dentro de mi filmografía.

- El cine es, literalmente y en forma de rollos de nitrato explosivo, el arma destinada a matar a Hitler. Ya es llevar su cinefilia al paroxismo.

- No es algo autorreferencial ni gratuito. Uno de los personajes tiene un cine, otro es un actor, otro un crítico de cine, Goebbels dirigía de verdad la industria cinematográfica alemana... Todo tiene sentido. Además es un homenaje al celuloide y al cine en 35 milímetros. Maldigo lo digital, hay una cláusula en mi contrato que prohíbe que se exhiba en digital. Nunca trabajaré en digital, no lo soporto. Cuando pensé en usar el nitrato como método para acabar con el III Reich me pareció maravilloso, no podía creer que no se le hubiera ocurrido a nadie antes.

- Usted se educó en salas de barrio y videoclubes, que ya son historia. ¿Cree que se ama el cine de la misma manera viéndolo en Internet?

- Reconozco que siento nostalgia, pero todo cambia, y el cine no iba a ser una excepción. Yo veía películas y me mataba por buscar libros de cine. Ahora tienes páginas webs especializadas que reúnen toda la información de un género, un director... Nunca vería una película en Internet, aunque reconozco que es un medio maravilloso de aprendizaje.

- ¿Cómo fue trabajar con Brad Pitt?

- Hace tiempo que quería trabajar con él, sólo faltaba un personaje a su medida. No me importaría hacer una secuela o una precuela sobre su personaje. No nos conocíamos, pero todo ha ido rodado. Trabajar con él es igual que hacerlo con otro actor, no te impone nada por ser una estrella. Hombre, a lo mejor tienes un poco más de consideración y si te pide venir a las once, accedes. A mí no me afecta, es trabajo, quizá le imponga más al equipo. Brad me decía todo el rato: 'Estoy aquí y voy a hacer lo que tú quieras'.

- Siempre que se habla de su cine sale a relucir la violencia.

- No creo que hubiera tabúes sobre reflejar la violencia en la II Guerra Mundial. Es más, creo que 'Kill Bill' era más violenta. A los alemanes les ha encantado la película, pese a que en los pósters se han eliminado las esvásticas. Aparte de los judíos, no conozco a nadie más interesado en hacer justicia con el nazismo que a los propios alemanes, a los descendientes de quienes padecieron a Hitler.

- Ha rodado en los míticos estudios Babelsberg de Berlín.

- Adoro el cine de los años 20 de la UFA. He rodado en el mismo plató donde Josef Von Sternberg dirigía a Marlene Dietrich en , donde Fritz Lang rodó ... Pululaban fantasmas maravillosos. ¡El despacho de nuestro jefe de producción era el que utilizaba Goebbels!

- Sigue manteniendo la misma pasión por el cine.

-Mi vida es un aprendizaje autodidacta, una especie de doctorado en cine. Me interesa un director y dedico semanas a ver y a leer todo lo que encuentro sobre él, como por ejemplos de Jess Franco. El día que me muera será el día de mi graduación.

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