La Unesco enviará inspectores a los yacimientos de icnitas en otoño

Los dinosaurios vuelven a estar en marcha. La candidatura de Icnitas de Dinosaurio de la Península Ibérica (Idpi) a Patrimonio Mundial ha retornado a la senda correcta después de tres años de tropiezos y titubeos. Como ya ocurrió en el 2005, en otoño la Unesco enviará dos inspectores a los yacimientos de icnitas para evaluarlos y emitir un informe sobre el que basar la declaración. Pero en esta ocasión, además de los españoles, lo harán también con los portugueses, incorporados a la candidatura en ese intervalo, después de que en el 2006 la Unesco juzgase imprescindible en una candidatura la presencia de Portugal.

Para llegar a este punto del largo proceso, la Idpi ha tenido que superar los filtros previos de la Unesco y su asesora en materia mediambiental, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Al contrario que en el 2008, cuando la rehecha candidatura hispano-lusa fue temporalmente retirada después de que la Unesco advirtiese de que la parte portuguesa del expediente no estaba a la altura de las circunstancias, este año sí ha pasado la primera selección.

Eso prueba que «Portugal por fin ha hecho los deberes», en palabras de Javier García Turza, director general de Cultura de La Rioja. Según el Ministerio, la Unesco solicitó una identificación y representación cartográfica «más adecuada» de los sitios portugueses. «Había problemas con la documentación, la información técnica y los mapas, y yo creo que ya han sido subsanados -según Luis Lafuente Batanero, subdirector general de Protección del Patrimonio Histórico.

El mejor conjunto de icnitas

Aunque La Rioja lleva trabajando en ella desde 1997, la candidatura Idpi fue presentada por primera vez en el 2005 unilateralmente por España, en representación de Aragón, Asturias, Castilla y León, Cataluña, Valencia y La Rioja, comunidades que reúnen más de 200 yacimientos y miles de huellas fósiles, el conjunto mejor estudiado del mundo.

En el 2006, cuando todo parecía listo para la declaración, la Unesco recomendó la inclusión de Portugal, lo que paralizó el proceso para que pudieran ser incorporados los mejores yacimientos lusos. El año 2007 pasó en blanco hasta que el país vecino aportó una propuesta que incluía tres enclaves. La Idpi volvió a ser presentada en enero del 2008; era la segunda vez que lo hacía España y la primera junto con Portugal. Pero en junio el Ministerio volvería a aparcarla tras advertirle la Unesco de que no la aprobaría sin mejorar el expediente portugués.

España y Portugal volvieron a presentar su candidatura el pasado enero con la esperanza de que fuera seleccionada entre las 45 de todo el mundo que evaluarán los expertos de la Unesco durante el 2009; y así ha sido. Una vez pasada la criba, falta que los inspectores hagan su informe el próximo otoño y que sea estudiado al año siguiente.

Después de tres años en el dique seco, el optimismo ha vuelto a adueñarse de los promotores. «Contamos con todas las garantías, al menos por nuestra parte, para que salga adelante», comenta García Turza. Por su parte, José Jiménez, presidente del Consejo de Patrimonio Histórico y director general de Bellas Artes y Bienes Culturales, sentencia: «Tenemos buenas sensaciones». La declaración podría producirse en junio del 2010 en Brasilia.

Los dinosaurios habitaron en lo que hoy es la Península Ibérica hace aproximadamente 120 millones de años. Las huellas conservadas datan del Cretácico, un tiempo de clima benigno y húmedo. En aquella época, este territorio presentaba un aspecto muy diferente al actual, con abundantes zonas pantanosas y densa vegetación, conformando el hábitat ideal para el desarrollo de estos extraordinarios animales.

Eran la especie dominante, pero se extinguieron por razones todavía no totalmente claras. Todo lo que sabemos de ellos lo transmite el estudio de los fósiles, huesos o icnitas (pisadas fósiles de dinosaurio sobre limos petrificados). Las sierras orientales de La Rioja, por ejemplo, constituyen un territorio privilegiado para su estudio por el número y variedad de afloramientos.

Con el resto de comunidades y Portugal, suman unas veinte mil huellas catalogadas, el mayor conjunto estudiado del mundo. Hay varios lugares del planeta en los que también se encuentran grandes yacimientos: Australia, Estados Unidos, Bolivia o Corea (que acaba de ver rechazada por la Unesco una candidatura); pero ninguno de ellos dispone de la misma cantidad, variedad y estado de conservación. Tampoco el número de estudios científicos, la cantidad de publicaciones y la preocupación por su difusión, conservación o protección llega a los niveles alcanzados aquí.

En La Rioja esas «extrañas marcas» eran conocidas desde antiguo por los habitantes de la zona, que las atribuían a «aves antediluvianas» y legendariamente a «pisadas del caballo de Santiago». Hasta que en 1966 fueron identificadas por primera vez como huellas de dinosaurio por un joven grupo de estudiantes compuesto por José Luis Arrúe, Luis Vicente Elías, Moisés Ponce de León Iglesias y Eugenio Vallejo, dirigidos por el catedrático Alejandro Marcos Pous.

Después vendrían investigadores como Santiago Jiménez y Félix Pérez Lorente, que han dedicado su vida al estudio de las icnitas. Decenas de estudiantes pasan cada verano por los campos de trabajo de sus yacimientos y otros estudiosos acuden periódicamente a encuentros y seminarios. Con más de cuarenta años de historia de paleicnología, La Rioja es pionera del pasado.