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Sabios refranes
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Sabios refranes

MARCELINO IZQUIERDO

Sábado, 8 de agosto 2009, 02:05

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E s curioso cómo la sabiduría popular sentencia sobre lo humano y lo divino según costumbres y modos de cada tierra. Y lo hace valiéndose de ingeniosos refranes y proverbios que se trasmiten de generación en generación como si fueran joyas de familia. Es en el tuétano de esas frases aparentemente baladíes donde la tradición oral sublima sus señas de identidad.

Sentencia un proverbio indio: «A los ignorantes los aventajan los que leen libros. A éstos, los que retienen lo leído. A éstos, los que comprenden lo leído. A éstos, los que ponen manos a la obra». Bien merecida tienen la fama de sabios los refranes castellanos, mas el que ahora cito bien parece sacado del baúl de la estulticia: «Los libros, cuánto enseñan! Pero el oro, ¡cuánto alegra!».

Y es que son tiempos de avaricias que rompen sacos (¡maldito sea el señor Madoff!), de caballos regalados a los que no hay que mirarles el diente (santa Rita, Rita, Rita lo que se da no se quita), de ríos revueltos y ganancias de pescadores (¡viva don Floren !), de comer y beber que mañana habrá que morir (+), de dinero que habla cuando todos callan (Murdoch ), de entre el honor y el dinero lo segundo es lo primero (Banqueros Sin Fronteras), de mal de muchos, epidemia (cuidadín con la Gripe A) y, por supuesto, de que no hay peor sordo que el que no quiere oír (¿he escuchado algo de refundar el capitalismo?).

Pero, como no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista y, teniendo en cuenta que la esperanza es lo último que se pierde y que más cura el tiempo que soles y vientos, al que Dios se la dé que San Pedro se la bendiga.

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