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'Apartheid' educativo
TRIBUNA

'Apartheid' educativo

ISABEL CANO FERNÁNDEZ

Sábado, 18 de abril 2009, 02:25

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U na parte de mi persona es maestra y, compartida con otro centro público, da clase en el colegio San Francisco, el de las ocas pegadito al tanatorio y al río. Hasta la ubicación parece pensada. Al lado de aquellos a los que ya no se les puede molestar y tapadas sus voces por la parte más furiosa de nuestra porción del Ebro, los niños del San Francisco estudian, juegan y se relacionan casi como los demás, sin que apenas se les sienta.

Y digo casi porque el 100% de su alumnado es inmigrante o gitano. Se les priva, pues, de relacionarse con aquellos que suponen más del 85% de la población y viceversa. Viven en las casas más humildes, sus padres/madres se dedican a los trabajos que quienes podemos evitamos y, por si fuera poco, estudian en un gueto escolar porque, ¿qué otro nombre puede dársele si no?

Y cada día, desde hace cinco años me pregunto si, además de darles clase e intentar darles pautas de conducta no hay que denunciar esta situación. La igualdad de oportunidades la tienen negada en muchos sectores de su vida pero, ¿también y premeditadamente cuando llegan a la escuela? Porque, no nos engañemos, una clase en la que, por poner un ejemplo, hay dos alumnos que no saben nada del idioma; otros 4 ó 5 empiezan a chapurrearlo; otros tantos provienen de ambientes sociales marginales o familias desestructuradas que no dan ningún aliciente al estudio a sus hijos e hijas y algún otro que apenas ha estado escolarizado; un centro, en definitiva, donde casi semanalmente llegan alumnos nuevos, no puede ofrecer una educación igual a la de otros centros, al margen del que supone.

Y, sin embargo, tienen tanto que intercambiar con el resto de estudiantes de su ciudad. ¿Quién no ha pensado alguna vez que nuestros niños lo tienen todo demasiado fácil?, ¿que les vendría muy bien conocer otras realidades? Y sería tan fácil.

La reserva de plazas en todos los centros mantenidos con fondos públicos para los niños que se prevé pueden llegar durante el curso y una ventanilla única que, aun teniendo en cuenta la cercanía de las viviendas a los centros, priorice la igualdad de oportunidades para todos haciendo que la convivencia en las aulas se parezca a la sociedad, evitando que más del 20 por ciento de la ratio por aula corresponda a minorías; sería la solución más justa y también, por qué no decirlo, más cristiana a esta situación.

Eso sí sería gestionar por la integración y la interculturalidad más allá de cualquier acto folclórico. Pero de momento, la Administración educativa riojana sigue permitiendo, y por lo tanto promoviendo -puesto que es quien tiene la capacidad para cambiar-, la situación, los guetos escolares.

El otro día, un niño chapurreando me decía. «La gente dice que los niños del San Francisco somos malos». Ellos se dan cuenta. No se les ve como a los demás , no se les trata como a los demás. Y no puedo evitar pensar de nuevo: tienen la igualdad de oportunidades vetada en su educación; tendrán, como sus padres, las peores casas, los peores trabajos, si los tienen y, si algún día algunos de ellos incendian nuestros coches, como ocurrió en Francia, ¿serán ellos los únicos responsables?

Hay que terminar con esta vergüenza, señor Alegre

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