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Trabajos de construcción de la concha del Espolón, según una antigua foto de Enseñat.
El corazón del Espolón
LOGROÑO

El corazón del Espolón

Un paseo por la legendaria concha que el próximo San Mateo cumplirá 55 años

E. GÓMEZ

Domingo, 29 de marzo 2009, 14:14

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Parece que fue ayer, como suele decirse, pero en el próximo San Mateo se cumplirán 55 años de la inauguración de lo que se ha dado en llamar concha del Espolón. Vino a sustituir al recordado kiosco que existía desde 1892, según datos que recogemos de uno de tantos excelentes trabajos del cronista oficial de Logroño, Jerónimo Jiménez, que costó 10.000 pesetas y que se mantuvo hasta 1953, demoliéndose sin dejar rastro, aunque no faltaron suspicacias sobre un nuevo destino en alguna finca particular, algo que nunca se pudo comprobar.

El actual auditorio entró en los planes de remodelación del Espolón que se acordó realizar en 1940, cuando era alcalde Julio Pernas, obras que tardarían veinte años en culminarse. Y es que salvo el monumento al General Espartero, todo se modificó. La creación del nuevo kiosco fue proyectada por el arquitecto municipal Jaime Carceller, con un presupuesto aproximado al millón de pesetas. La inauguración oficial contó con el concurso de la Banda de Música de Bilbao, aunque con anterioridad lo había estrenado la Rondalla Logroñesa que dirigía Paulino Fernández, que mantenía una escuela de música de cuerda en la calle Mayor, la recién creada Academia Provincial de Música que dirigía Eliseo Pinedo y por una jornada patriótica festejando el llamado Día de la Victoria, colocando un floreado altar como escenario de una solemne ceremonia religiosa.

Restaurante en el sótano

En sus orígenes contó con un estanque situado en torno al auditorio, que se optó por hacer desaparecer y aunque los años van dejando huellas de su paso, como se aprecia en una de las esculturas con motivos musicales que flanquean la concha, obra del escultor Joaquín Lucarini, el monumento sigue cumpliendo con su proyecto, aunque con algunos cambios en la zona posterior a la concha. Así, por ejemplo, desapareció el restaurante que hubo en el sótano que fue creado por Carmelo Romea, el popular de Murillo y Juanjo. En él trabajaron, bajo la dirección de Óscar, los recordados Ángel Marín y como camarero de terraza Lechuga, que antes había sido limpiabotas en Los Navarros de Marqués de Vallejo. También desapareció un estanco y un despacho de pastillas de la fábrica El Avión. En el centro de esa zona estaba situada la floristería Rosablanca que dirigía Félix Medrano, conocido corredor ciclista. Con el tiempo, el restaurante se convirtió en la cafetería y bolera Trébol, muy ruidosa por la noche, pues fue centro de la juventud, pero inadvertida desde el exterior. Más tarde continuó sus actividades hosteleras, reconvertido como Continental, bar de copas.

Cuando las condiciones climatológicas lo permitían se montaba una amplia terraza bajo las sombras de los legendarios cedros. En la actualidad alberga los servicios de la Oficina de Turismo, con servicio de venta de recuerdos de La Rioja y cada San Mateo es el gran escenario del Día de la Vendimia, amén de no pocos conciertos y actos culturales que justifican plenamente su presencia.

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