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La deportista, en acción. / EFE
Leryn Franco, el peso de ser tan guapa
DEPORTES

Leryn Franco, el peso de ser tan guapa

Pese a ser una atleta mediocre, su vida atrae a las cámaras, centradas ahora en su romance con el tenista serbio Novak Djokovic

JESÚS GOMEZ PEÑA

Jueves, 21 de agosto 2008, 02:57

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No es tan fácil ser guapo. Abre puertas, pero también atrae a los focos. Brad Pitt es un boxeador australiano. Tiene 25 años y quedó el otro día eliminado en la categoría de pesos pesados. Es de rostro bruto, abollado de tanto golpe. Nada que ver con el actor, el ídolo, el guapo. Sólo el nombre. Y sólo por eso ha sido objeto de cientos de reportajes. «Brad Pitt debuta en los Juegos». Un titular de enganche. Al 'Pitt' púgil lo echó de los Juegos un boxeador marroquí que fue superior en el ring. Nadie sabe su nombre. Mohammed 'nariz-rota' Arjaoui no es nada guapo, ni se llama como una estrella de Hollywood. Para tener hueco en las televisiones, la prensa o las miradas del público tiene que ganar medallas. Si no, nada, ni línea. 'Que se mueran los feos', le puso por título a una de sus novelas el irónico escritor francés Boris Vian. Lo mismo piensan las cámaras.

Brad Pitt, el boxeador, lleva años viviendo con esta historia en la chepa. Era pintor, de brocha. Y púgil a ratos. Luego le cayó encima el éxito del otro Pitt. «Que se cambie él de nombre», protesta. Sus amigos, que bromean sobre el tema, le llaman 'Hollywood'. Y salen corriendo. Que es un peso pesado.

La atención de todo el Estadio

Leryn Franco es lanzadora de jabalina. Y ella sí que es guapa. Bella. Uruguaya de nacimiento y paraguaya de nacionalidad. Morena, morena. Coleta. Ejemplo de lo que la mezcla genética consigue tantas veces en Sudamérica. A Leryn la hicieron con un guiño a Claudia Cardinale. Un homenaje de la naturaleza a la actriz italiana. Por eso, todo el estadio olímpico se fijó en ella. Por guapa. Por haber sido segunda en el concurso de su país donde se elegía cara para Miss Mundo 2006 y por haber conseguido ser primera dama en Miss Bikini Universo 2006. Y encima olímpica.

En Pekín ganó el primer concurso: de inmediato fue nombrada la más atractiva de los Juegos. En la pista, fracasó: apenas lanzó 45 metros, diez por debajo de su marca personal, que ni siquiera es mínima olímpica. De hecho, Leryn Franco participó como invitada por la Federación Internacional de Atletismo. Por guapa, claro. Eso dijeron. El 'runrún' en el estadio olímpico.

La belleza allana caminos. Pero coloca bajo la lupa mediática. Su decepcionante actuación ocupó fotos. Sus lágrimas. «Pido perdón a Paraguay. No sé qué me ha pasado», se disculpó. Ser irresistible tiene eso. El diario argentino 'La Nación' recogió uno de los chascarrillos internos de la villa olímpica: los paseos de la mano entre Leryn Franco y Novak Djokovic. En los textos se colaron frases con sorna: «Leryn levanta el ánimo del tenista serbio tras caer eliminado ante Nadal». O cosas como: «Djokovic no ganará el oro, pero se lleva la joya de la villa olímpica». Para el público, la plusmarca de la atleta paraguaya no es ese medio centenar de metros que alcanza con la jabalina, sino los 94-60-90. Sus medidas. Perfectamente distribuidas en 1,74 metros y 54 kilos. Talla de modelo. Lo que también es.

Atleta y modelo

La pasarela. Su otra historia, de puertas adentro. «Ella es una chica muy sacrificada. Se levanta a las cuatro de la mañana todos los días. Lo hace todo con su propio esfuerzo. Trabajando como modelo, y sola, logró desfilar para varias marcas y costearse los entrenamientos», asegura Lourdes Arévalo, su amiga y la que le cerró el paso al concurso de miss universo. Antes de conseguir el récord nacional de jabalina, Leryn posó para el calendario de una empresa de telefonía. Era la única manera de seguir en el atletismo. Su sueño. Desde hace un año vive en Perugia, en la Italia de la moda. Desfila y se entrena. Y olvida.

En 2007, su madre, de sólo 44 años, apareció muerta en el dormitorio. Iba y venía de una depresión, agudizada por el divorcio. Se cerraba todas las noches con llave. Esa mañana tuvieron que tirar abajo la puerta. La autopsia reveló la presencia en su organimo de una gran cantidad de fármacos. La investigación se cerró con una palabra agria: suicidio. Leryn y sus dos hermanas pequeñas asistieron a todo aquello. Sin cámaras. Los guapos también lloran.

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