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CULTURA

Cuerpo sin alma

JOSÉ ÁNGEL GONZÁLEZ

Sábado, 31 de mayo 2008, 02:51

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Esta música de tan extraña naturaleza llamada jazz sitúa a veces a los aficionados ante misterios de muy difícil explicación. Por ejemplo el de estar expuesto durante hora y media a la ejecución de piezas maravillosas, interpretadas por una cantante de cualidades técnicas cercanas a la perfección, acompañada por músicos de una solvencia fuera de toda duda y, sin embargo, salir del concierto con una sensación de desafecto cercana al aburrimiento.

Ann Hampton Callaway, con su asombroso registro vocal de tres octavas, con su intachable sentido del swing, con su timbre claro y adecuado a los parámetros más estrictos de la belleza, carece lamentablemente de una cualidad o esencia complicada de concretar pero relacionada sin duda con un acusado déficit de implicación emocional con los temas que interpreta.

Callaway parece afrontar cada canción como una excusa para desplegar ante el público todas las piezas que adornan su extenso abanico de cualidades técnicas, olvidando que ninguna de ellas conseguirá jamás por sí misma dotar a su interpretación del valioso poso de veracidad que es el que consigue hacer apasionante un tema. A Callaway le falta muy poco para poder ser considerada una gran cantante, le faltan sólo detalles, pero se trataría de detalles del calado de esa increíble capacidad de Sinatra para retener en los labios cada palabra hasta asegurarse de que ha adquirido una consistencia casi sólida, como esa manera sutil de amplificar el adjetivo clave de una frase que tenía Billie Holiday, ese humor contagioso de Ella Fitzgerald en los tiempos rápidos, esa dimensión teatral que confería Carmen McRae a las baladas.

Con todo su talento a cuestas, Callaway se hunde sin remisión en el escenario cuando trata de hacer atractivo su espectáculo a base de artimañas tan vulgares como dirigir el micrófono al público para que complete un estribillo o pronunciar pequeños monólogos pretendidamente graciosos entre tema y tema: algo totalmente innecesario cuando alguien tiene en su repertorio canciones con tanto potencial emotivo como

Come rain or come shine

It's all right with me

Spring can really hand you up the most

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