Bares de la Laurel piden presencia policial para controlar las despedidas de soltero

El Ayuntamiento de Logroño ha convocado para este viernes una reunión de la Junta Local de Seguridad en la que se tratará un asunto que está empezando a ser motivo de preocupación entre los propietarios de los bares de la calle Laurel. Se trata de las despedidas de soltero, que congregan cada fin de semana en esta zona de la capital a cientos de jóvenes procedentes de toda España ávidos de diversión desenfrenada y terminan por causar desórdenes, broncas y la desaparición de la clientela habitual de esta típica calle Logroñesa.

Según explicó ayer a Diario LA RIOJA el concejal de Seguridad Ciudadana, Atilano de la Fuente, el Ayuntamiento ha decidido tomar cartas en el asunto después de la reunión mantenida la semana pasada con representantes de la 'Asociación Zona de Laurel', que expusieron sus quejas y propusieron como posible solución «que haya presencia policial en la zona, fundamentalmente los sábados». Las despedidas de soltero son «una moda que está alterando el ambiente de esta calle», reconoce el concejal.

Andrés Fernández, el presidente de la 'Asociación Zona de Laurel', asegura que desde hace aproximadamente un año algunos bares de la Laurel empezaron a evidenciar como «un problema» la presencia creciente de grupos de jóvenes en despedida de soltero «que vienen aquí los fines de semana como los hooligans de un equipo de fútbol» y «no saben adaptarse al ambiente tradicional de la calle». «El otro día -prosigue Fernández- llegó un grupo con un cañón de de tres metros de largo con el que entraban en los bares, otros se ponen a jugar al fútbol en la calle... Nuestros clientes habituales prefieren irse a otras zonas porque dicen que aquí ya no se puede estar».

Diego Martínez, propietario de 'Las Taberna del Laurel' y miembros también de la Asociación, asegura que se trata de grupos cada vez más grandes, «cuadrillas de 20 personas o más», que vienen de Zaragoza, Bilbao, San Sebastián, Madrid, Barcelona o Pamplona a esta zona de la capital riojana que parece haberse puesto de moda. «Se pasan aquí 48 horas sin dormir, toman la calle, molestan a todo el mundo y son muy frecuentes las amenazas, las broncas y las peleas». «Los camareros nos jugamos el cuello todos los fines de semana», afirma Martínez. «La calle Laurel forma parte de la cultura de esta ciudad -insiste- y es una pena que se esté degradando de esta forma el ambiente».