CD LOGROÑÉS1 1 - VALLADOLID B
Pero antes de que Vico Moreno comenzara a acaparar palabras de cariño procedentes de la grada y educadas pero rabiosas quejas desde el terreno de juego, existió otro partido diferente. En él, el Logroñés dominó sin paliativos al Valladolid. El equipo tocaba y tocaba bien, como los buenos amantes. El dominio se había traducido en un gol de José, que puso por delante a los blanquirrojos, y en varias ocasiones claras. En una de ellas, Ubis estuvo más cerca del gol de lo que nunca un ser humano ha estado. Y, claro, no se lo llegó a creer y no remató.
Pero no parecía importar demasiado porque, tal y como estaba el partido durante toda la primera parte, tenía pinta de acabar dos o tres a cero. Y eso que el Valladolid había intentado rehacerse tras el gol, pero carecía de peligro.
Así que el descanso tenía pinta de ser sólo una interrupción en la victoria del Logroñés. Hasta que en una jugada de ataque del Valladolid, con fallo defensivo blanquirrojo, Stef salió del área y la pelota impactó en él. El asistente continuó la jugada, al igual que los jugadores pucelanos. Pero Vico Moreno no. Al tiempo que hizo sonar su silbato se echó la mano al bolsillo y sacó la roja. Había visto mano. Y tiene la suerte de que las imágenes de televisión, en la misma perspectiva que él, por cierto, no pueden darle ni quitarle la razón. Sí, pudo ser mano, pero pudo no serla. Y lo que parece raro es que sólo él la viera con tanta claridad.
Abadía retiró entonces a Santamaría, tocado toda la semana, para dar entrada al juvenil Divasón, debutante en Segunda B. Tras el descanso, el Valladolid quiso intimidar al chaval y disparó nada más sacar de centro. Y se llevó la bronca del público. Los abusones nunca estuvieron bien vistos en el patio del colegio.
Otro partido
Esta segunda parte fue otro partido completamente distinto. Una situación que puso a prueba la estabilidad nerviosa de los jugadores blanquirrojos. Lo cierto es que pasaron la prueba, incluso Divasón dio la sensación de estar más calmado de lo que se presupone para un juvenil debutante. El equipo no se descompuso e incluso por momentos pareció tener el partido atado.
De hecho, la mejor ocasión de los segundos 45 minutos fue para el Logroñés. Candelas recibió un centro de José desde la izquierda y su remate se estrelló en Lucas. Era el minuto 65 y exactamente diez después llegó el gol de Rufino que ponía el empate en el marcador. Por los méritos en ataque, el tanto fue un excesivo premio para los blanquivioletas. Tampoco ese gol descompuso al Logroñés.
Han pasado ya varios párrafos sin hablar del verdadero protagonista del partido. De la persona que más trabajó ayer para aparecer en las crónicas. El señor colegiado, que por momentos parecía pensar que el partido se estaba disputando más allá del terreno de juego. Primero expulsó al delegado Javier Eraso, luego amonestó al fisioterapeuta del Logroñés, pero lo mejor lo dejó para casi el final, cuando decidió que los fotógrafos le molestaban. En esa importante tarea de reordenar a los informadores gráficos (quizá consideró los flashes un obstáculo para el desarrollo del partido), perdió un buen rato, para enfado de ambos equipos.
Pese al señor Vico Moreno, el partido pudo jugarse y finalizarse. El empate dejó contentos a ambos, pero más al Logroñés pues, tal y como se le puso el partido con la expulsión, el punto es bueno. El descenso directo queda a cinco puntos. Ahora toca ya pensar en Ponferrada.