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APRETANDO. Isaías y Belaustegi tratan de impedir el disparo de Hugo. / EL NORTE DE CASTILLA
Dejándolo todo
Balonmano

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El Naturhouse fuerza al Valladolid al límite, pero pierde el partido y a Belaustegi, con una costilla rota

PABLO ÁLVAREZ

Domingo, 2 de marzo 2008, 20:46

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Nada se trajo el Naturhouse de Valladolid. Nada, salvo un lesionado más de importancia (Jon Belaustegi) y otro que llegó tocado y se fue más (Oneto). Nada que valga algo en la clasificación. Nada que se pueda medir.

Y sin embargo, el equipo que lleva el nombre de La Rioja por la Asobal se puso una medalla que debería notarse en el corazón de sus aficionados: luchando en las peores condiciones, en una cancha infernal para el rival, contra un grande de este deporte. Viendo como los compañeros, un día tras otro, caen en el terreno para no levantarse, como si esto fuera una guerra. Notando el peso de la obligación en condiciones injustas por lo desafortunadas, el Naturhouse va dejando de vez en cuando un rastro de buenos partidos como el de ayer.

Los franjivino, es cierto, estuvieron dubitativos en la primera mitad. El Valladolid pudo hacer su juego, sobre todo gracias a una buena defensa que impedía jugar cómodos a los de Jota. Y encima, Jon Belaustegi, el hombre más en forma del equipo, marcó un gol con golpe incluido (de Ávila) en el minuto 15, que le llevó a la caseta. Parece tener una costilla rota.

Como pasó la semana anterior cuando cayó Ángel Romero, el equipo pareció acusar el golpe, y empezó a cometer errores de ésos que se pagan ante un grande. Estrellándose contra un Sierra excepcional, el Naturhouse fue viendo cómo crecía la diferencia casi sin notarlo. Para el minuto 20, ya era de 6 goles.

Pero luego, como también pasó ante el Arrate, el equipo volvió en sí. Ajustando algo su defensa y aprovechando algunos errores de los locales, los de Jota no dejaron que la ventaja creciera más, e incluso empezaron a acortar el hueco (14-10 al descanso).

Y siguieron tras la reanudación. Fis empezó a meter obuses, y Jota optó por minimizar los cambios para no permitir al rival correr en transiciones rápidas. Así, Amargant e Isaías recibieron el peso del trabajo, mientras Pepe se alternaba con el cubano. Porque Oneto, encima, se llevó otro golpe que apenas le dejaba corretear por el campo, con la cara desencajada.

Pues con todo y con eso, el Naturhouse se acercó y empató en el minuto 41. Tras el 18-18, el partido nunca volvió a romperse. Lo ganaría quien no fallara al final: el Naturhouse en cuadro o el Valladolid con toda la artillería. La lógica se impuso al sueño, claro, y los visitantes fallaron dos contraataques clave al final. No sacaron nada. Pero lo dejaron todo.

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