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Hay dos formas clínicas de dermatitis seborreica, la del lactante y la del adulto. / L.R.
Dermatitis seborreica
SOCIEDAD

Dermatitis seborreica

Es una patología no contagiosa, en cuyo desarrollo intervienen factores infecciosos, climáticos y emocionales

MIGUEL AIZPÚN

Martes, 29 de enero 2008, 01:21

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La dermatitis seborreica o eccema seborreico es una de las enfermedades de la piel más frecuentes y que más se atiende en las consultas de los dermatólogos.

Es una patología no contagiosa, de causa desconocida, aunque se sabe que en su desarrollo intervienen factores infecciosos, climáticos y emocionales. También se ha relacionado con los andrógenos, hormonas masculinas y con el aumento de unas levaduras (malassezia) que se encuentran normalmente en la dermis.

Como hemos dicho, intervienen factores climáticos, de modo que la dermatitis seborreica mejora con el sol, los pacientes se encuentran mejor en verano, y empeora con el frío, en otoño e invierno son frecuentes los brotes de esta enfermedad.

Asimismo, los aspectos emocionales agravan esta patología: la ansiedad, el estrés, etc. favorecen la aparición de recaídas. Los pacientes inmunodeprimidos, por ejemplo aquellos que padecen sida, son proclives a presentar cuadros de dermatitis seborreica con brotes, a veces, muy intensos y de larga evolución.

Se ha investigado mucho la relación de la alimentación con esta patología; se ha especulado con el deterioro que supone una dieta basada en comidas copiosas, grasas, picantes, alcohol, etc., pero no se ha podido demostrar científicamente. Si en la historia clínica de un paciente, se observa relación con un determinado alimento, se recomendará no abusar de éste y se seguirá profundizando en su estudio.

Síntomas

Los pacientes con dermatitis seborreica presentan lesiones en las zonas de la piel que contienen muchas glándulas sebáceas. Estas lesiones, que pueden acompañarse de prurito (picor), se caracterizan por su apariencia eritematosa (rojiza) y descamativa en cuero cabelludo, cara (área nasal y frontal) y en el tronco (área esternal en el pecho y mediotorácica en la espalda).

Existen dos formas clínicas de dermatitis seborreica: la del lactante o infantil y la del adulto. El diagnóstico es clínico y no presenta dificultad para el dermatólogo, muy familiarizado con el manejo de esta enfermedad.

La dermatitis seborreica del lactante se inicia en las primeras semanas de vida, su forma más leve se conoce como Costra Láctea. Para el especialista de la piel es fácil su control y curación, y así se lo debe explicar a los padres. Los bebés se curarán con el adecuado tratamiento en unos meses (3 ó 6 meses). Es muy importante no confundir esta patología con la dermatitis atópica, cuya evolución va a ser muy distinta al igual que el tratamiento.

La dermatitis seborreica del adulto se inicia después de la pubertad, tiene un curso crónico y evoluciona por brotes, con periodos de mejoría y empeoramiento; por ello es muy importante que exista un control dermatológico.

El tratamiento debe ser individualizado; estos pacientes deben huir de la automedicación, ya que los productos prescritos a una persona pueden perjudicar a otra. Ha de tenerse un especial celo con el uso de cremas de corticoides, su aplicación de momento va a mejorar el cuadro; pero luego va a producir una 'habituación', llamada corticodependencia, con posibles efectos secundarios y empeoramiento final de la situación. No tiene una curación definitiva, pero cada vez, es más posible, controlar los brotes y espaciarlos, siguiendo el tratamiento y consejos de su dermatólogo.

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