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Angustias y remedios
Balonmano

Angustias y remedios

El Naturhouse suma un nuevo triunfo en el Palacio tras un partido con muchos altibajos en el juego

RAFA ELÍAS

Domingo, 25 de noviembre 2007, 18:47

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Resulta curioso que el público del Palacio se marchara poco contento. El equipo sumó dos puntos importantes -lleva ya nueve- y por momentos sacó los colores al Octavio. Tanta fue la diferencia en algunos momentos que hasta el técnico visitante, Enrique Domínguez, afirmó al término del encuentro que no sabía a lo que habían jugado.

El principal

mosqueo

Los de Jota, cimentaron su victoria en una buena defensa que dejó sin ideas a los gallegos. Tanto fue así, que el temido juego colectivo del Octavio quedó reducido a la mínima expresión. La defensa del Naturhouse se afanó en la retaguardia y colapsó la creación del juego rival. La defensa, además de facilitar la labor a un acertado Gurutz, propició los contragolpes locales, precisamente una de las armas que se presumía utilizaría el rival.

A todo esto, hay que sumar los buenos momentos en ataque estático que ofreció el Naturhouse desde el minuto quince de la primera mitad hasta el diez de la segunda. El resto, salvo el estudio del video por parte de los técnicos, no merece demasiada atención porque llegó a desesperar al más pintado.

Hay apuntes del encuentro para todos los gustos. por un lado están las catorce paradas de Gurutz Aguinagalde. Bien. Tampoco conviene olvidar el acierto desde los extremos, con especial protagonismo para Tvedten (80%) y el joven Alberto Aguirrezabalaga (83%). La reaparición de Pepe, suyos fueron los dos primeros goles del equipo, y algunas fases de la circulación del balón, levantaron también al público de sus asientos.

Final para olvidar

Tras remontar un flojo inicio de partido, el Naturhouse mostró su mejor cara. Defendió bien y contragolpeó mejor. De esa manera labró una cómoda ventaja que que llegó hasta los ocho goles en el minuto quince la segunda parte. Oneto ya había causado baja, pero la diferencia en el marcador parecía aplacar el dolor por una nueva baja. El equipo se gustaba, y Jota tenía la oportunidad de

menear

Pero todo lo bueno que se había visto hasta el minuto cincuenta desapareció de un plumazo. Tras un contraataque fallido de Parra, el equipo desapareció de la cancha. El único parecido era el de las camisetas. En poco menos de tres minutos la diferencia se redujo de ocho a cuatro goles con siete minutos de juego por delante. Gracias que el Octavio de ayer careció de mordiente, porque su reacción quedó en un arreón sin convencimiento.

Los cinco últimos minutos no ofrecieron nada nuevo. Imprecisiones de uno y otro y poco más. El trabajo estaba hecho, pero la última parte dejó insatisfecha a la grada, a la que sólo le quedó el consuelo de los dos puntos.

Ni las paradas de Gurutz, ni las 'roscas' de Tvedten, ni la reaparición de Pepe ni nada de nada. El respetable del Palacio se marchó mustio.

Conclusiones hay muchas. Las pesimistas señalan que al equipo le falta continuidad y ritmo. Le cuesta mucho rematar los partidos y vive en un mar de angustias. Las optimistas indican que el Naturhouse es capaz de sobreponerse a las circunstancias adversas a las que debe enfrentarse cada semana- léase lesiones-, que le queda mucho margen de mejora y que Jota es capaz de maquinar, al menos en casa, el remedio más eficaz para sacar los partidos adelante. De momento hay que fijarse en que el equipo lleva nueve puntos.

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