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Bueno, bonito y...
COMERCIO

Bueno, bonito y...

Los mercadillos callejeros dan colorido a las localidades riojanas

M. CASADO

Lunes, 19 de noviembre 2007, 01:19

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«Nena, unas braguitas sin costura a tres euros, a tres euros», «aprovechad hoy, que está más barato que la carne de gato»... El ingenio no tiene límites en los mercadillos que, una vez por semana, ambientan las calles de las localidades riojanas. En estos lugares el mundo del comercio se pluraliza al máximo. Sin embargo, no hay tantas casualidades y despreocupaciones como a menudo parece: cuentan con una regulación propia y se exige un impuesto a los vendedores que varía de una localidad a otra.

Las ventas en este tipo de mercados suele ser, tal como reconocen los propios tenderos, «bastante buenas, se puede vivir de ello». En Logroño, cada domingo, si el tiempo es agradable, el entorno de Las Norias se llena de curiosos en busca de prendas y objetos buenos, bonitos y baratos, pero no es tan sencillo. Algunas como Ángeles, Begoña y Antonia son unas habituales del mercadillo logroñés. «Las cosas de calidad cuestan como en los establecimientos normales, ya no hay tantos chollos como antes», explica este trío.

Aun así no es complicado encontrar anuncios sorprendentes: sujetadores por dos euros, bragas por un euro, dos jerseys por cinco euros. Pero no sólo llama eso la atención, a veces la cartelería (de tipo artesanal y letra manual) recoge ciertas erratas: «Compruevalo, precios sin competencia»

En ocasiones, también hay visitas de personajes ilustres: hace pocas semanas -informa Isabel Álvarez-, el televisivo cocinero José Andrés compró coliflores, alcachofas y pimientos en los puestos de verdura de Calahorra.

Regulación específica

La venta ambulante no es producto de la improvisación: se rige por una ley de marzo del 2005 sobre la Ordenación de la Actividad Comercial y las Actividades Feriales en La Rioja. Según ella los Ayuntamientos «remitirán a la Consejería competente en materia de comercio, con periodicidad anual, la relación completa de los mercadillos y mercados de ocasión que se celebren en su término municipal». Dentro de esta regulación se indican también los lugares donde tienen que situarse los puestos, así como sus características.

A pesar de ello, «la competencia principalmente es municipal», reconoce Florencio Nicolás, director General de Industria y Comercio. En este sentido, por ejemplo, el Ayuntamiento de Logroño funciona a partir de una resolución de Alcaldía del 2005 que autorizada a la Asociación Riojana de Comercio Social a ejercer de intermediaria entre vendedores y gestores de las tasas.

No todos son iguales

Dependiendo de los consistorios los requisitos pueden variar, pero en líneas generales coinciden. El DNI o pasaporte, los documentos que justifiquen estar dado de alta en el Impuesto sobre Actividades Económicas y en la Seguridad Social (los comerciantes suelen agruparse con cierta frecuencia en cooperativas), son los impresos que deben presentarse. En las localidades donde los puestos son fijos se pide la documentación al inicio del año y después eventualmente.

Pero, ¿al comerciante le supone lo mismo vender en Calahorra que en Nájera? Evidentemente no. Los pagos se hacen en función de los metros lineales que ocupen los puestos (los más frecuente son seis metros). Así se puede ir desde los 24,14 euros por metro (al trimestre) en Calahorra o los 20 en Ezcaray hasta los 36,85 euros en Nájera. Sin embargo, también hay descuentos. En la capital del mueble, los najerinos tienen una rebaja del 50 por ciento y en Calahorra los agricultores que venden los artículos de su huerta no pagan tasas.

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