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El dibujante con sus amigos Mortadelo y Filemón. /EFE
«Los niños se están apartando de la lectura con las nuevas tecnologías»
FRANCISCO IBÁÑEZ DIBUJANTE

«Los niños se están apartando de la lectura con las nuevas tecnologías»

'Mortadelo y Filemón', la más célebre de sus historietas, cumplirá 50 años el próximo mes de enero sin haber perdido la popularidad de los inicios

MANUEL DE LA FUENTE

Viernes, 16 de noviembre 2007, 01:56

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Siempre ha gustado del trazo fino, aunque nuestra historia (tan saladamente reflejada en sus viñetas) se haya escrito con caracteres gruesos cuando no, llana y directamente, con borrones. Sus más reconocidos hijos (hay más prole, pero no tan reputada), Mortadelo y Filemón cumplen cincuenta años de vida (y milagros, y disfraces) y su progenitor (qué permiso de paternidad no se merecería este hombre) sopla las velas con el orgullo de «seguir teniendo el favor del público, sobre todo cuando el tebeo está tan de capa caída».

El maestro Ibáñez bregó lo suyo con la censura del general Franco («no sólo estaba prohibida la política y el sexo, sino hasta que un personaje persiguiera a otro garrote en mano, mientras en Hazañas Bélicas se cargaban a cuarenta mil alemanes en una página») y bregó, sobre todo, con un oficio que desde el principio le exigió más del cien por cien: «¿Por qué no escribes tus memorias?, me sugieren. ¿Memorias? Sólo iban a ocupar dos líneas, porque soy un gili que siempre ha hecho lo mismo: trabajar, trabajar y trabajar».

El primer escalón

Desde luego, le ha cundido. Pero es que en la editorial siempre le estaban chinchando: «No puede flaquear Ibáñez, me decían. Usted es el primer escalón, y después viene el impresor, el distribuidor, el quiosquero, y todos han de vivir de usted, y si usted corta? Entonces, yo me decía, pero cómo puedo ser tan malo y tan vil para dejar a la gente en la miseria? y seguía trabajando».

El maestro hilvana historias e hilvana un cigarrillo tras otro mientras desface entuertos y tópicos (como Mortadelo de la Mancha) de su profesión («a veces exageramos mucho, en una tarde se pueden crear diez personajes distintos, eso no es difícil. Lo difícil es encontrar algo que hacer con él cuando llevas cinco mil páginas»), y se muestra sanamente orgulloso porque su parejita no sólo ha servido para divertir, sino también para que «mucha gente haya aprendido a leer con mis historias».

«Primero, al quitarles el terror hacia esos bichitos negros que son las letras, y luego como puente para pasar a Salgari, Verne, los clásicos?», aunque la chavalería de ahora tenga más pájaros (sobre todo informáticos) en la cabeza que el doctor Bacterio: «Los niños se están apartando de la lectura con la tecnología. Es cierto que se pueden fabricar sus propias historietas, pero todo es audiovisual, no hay palabras, no sé qué va a ser del mundo literario».

Ibáñez no usa conejillos de Indias porque se basta y sobra («soy mi crítico más feroz») para pasar el control de calidad, y que pronto se dio cuenta de que sus criaturas tenían que sumergirse en la actualidad para «no quedarse arcaicos». ¿Actualidad? «¿Chávez con Mortadelo y Filemón? Todo se andará? No, en serio, hay muchas cosas del día a día que se podrían aprovechar, pero yo no las uso si creo que dentro de cuatro meses van a estar olvidadas». ¿Feliz cumpleaños! Y que cumplan muchos más.

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