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Menudo puntazo
Balonmano

Menudo puntazo

El Naturhouse remonta en la segunda parte para sorprender a otro grande en el Palacio

PABLO ÁLVAREZ

Domingo, 11 de noviembre 2007, 13:45

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Otra resurrección. El Naturhouse salió ayer de nuevo del hoyo para, de nuevo, volver a mojar ante un grande de esta liga. Con tanto altibajo, este equipo se ha ganado a pulso el título de más imprevisible de la Asobal. Tiene dos caras, y son tan distintas que no parecen ni las mismas personas.

Esta vez, el público que vino al Palacio a pasárselo en grande -la mejor entrada del año- pudo ver esas dos caras la misma noche. La mala, la de la primera mitad, es desesperante. La buena, la de la segunda, sigue prometiendo cosas buenísimas.

Lo malo primero: los veinte minutos iniciales del Naturhouse fueron deprimentes. Parecía que el equipo seguía en Santander. Como allí, lo que podía ganar en defensa se perdía en un ataque rocambolesco, con pérdidas tontísimas y falta de definición, con los laterales muy mal en el tiro, sin ritmo ni velocidad.

Al Ademar, con una paliza de semana en las piernas, le convenía el ritmillo tranquilo, para que sobre todo Mateo Garralda (un clásico que no termina nunca) pudiera machacar a gusto a los riojanos. Los números en ataque de los riojanos eran muy peligrosos, con cinco goles en veinte minutos.

Las cosas se estabilizaron un poco con la aparición de un entonado Guardiola, y con menos tonterías en ataque. Los cuatro goles de diferencia del descanso (10-14) parecían hasta pocos para lo que se había visto. Pero no había, en realidad, grandes esperanzas.

La otra cara

Pero los que se fueron al vestuario tras la primera media hora no eran los mismos que luego volvieron. Llevaban las mismas camisetas, pero no podían ser ellos. Garralda y Sarmiento pusieron el marcador en 13-17, y ahí apareció la reacción. Gurutz paró un par seguidas, se sacaron buenas contras, y el Ademar se encontró en medio de la tormenta. Fis (cada día un poquito mejor) metió dos chicharros, Aguirrezabalaga aprovechó una contra y un rebote, Tvedten seguía sumando (inmaculado al penalti) y Belaustegi se redimió de su mala primera parte. Entre todos, se llevaron al Naturhouse hasta un parcial propio de equipo grande, 8-2 en 9 minutos. Todo funcionaba bien, y todo el mundo se atrevía a algo, como Havard Tvedten, que osó soltar una vaselina en un penalti ante uno de los mejores porteros del mundo, Daniel Saric. O la rosquita que le hizo al mismo Saric Gustavo Alonso.

Así, con las gradas del Palacio volando, el Naturhouse se colocó tres arriba (22-19) mientras Ademar buscaba la manera de reaccionar a un vendaval que no se esperaba.

Jordi Ribera la encontró. Ademar es un equipo que rara vez sale de la defensa 6:0, pero ésta fue una de esas raras veces. El 5:1 maniató la organización de Amargant, y los franjivino se atascaron y empezaron a vivir de heroicidades individuales.

Y en eso hay algunos especialistas en este equipo. Como Alonso o como Marco Oneto. A estas alturas, el chileno es la mayor sorpresa de los fichajes de este año. Fundamental en defensa, muy intenso, siempre implicado, y también importantísimo en ataque. Ayer hizo tres de sus 4 goles en los minutos finales (aunque uno en una falta en ataque bastante clara que no se pitó), con el Naturhouse buscando aire desesperadamente ante un Ademar en el que Garralda y Sarmiento volvían a carburar.

En empate se llegó al último minuto, porque Torrego le paró un penalti a Claus en el 19. El Naturhouse contemporizó y pudo ganar, pero Castresana paró la oportunidad con un puñetazo a Fis. Al final, un puntazo en el que nadie creía. Y que pase el siguiente grande.

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