Borrar
Uno de los paseos que conduce a la cumbre del alto najerino. / V.R.
El alto de Malpica
SOCIEDAD

El alto de Malpica

Nájera está rodeada por pequeños cerros, entre ellos la cruz de Malpica, que ofrecen interesantes excursiones

VANESSA RUIZ

Jueves, 8 de noviembre 2007, 14:44

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

La localidad de Nájera se encuentra resguardada por una serie de cerros que ya en la Edad de Bronce, según señalan los arqueólogos, sirvieron de refugio a antiguos moradores. El propio nombre de la ciudad lo indica, Nájera -Náxara, en árabe 'lugar entre peñas'. Alto del Castillo, Pico de Nájera, Cerro de la Horca, la Atalaya, Mal vecino o el cerro de la Cruz de Malpica son algunos de estos puntos estratégicos que se sitúan sobre la ciudad, que la dominan y forman una barrera natural que le sirve de abrigo. Existen una serie de paseos señalizados que recorren algunos de estos cerros y otros puntos de interés histórico de la ciudad. Estos paseos se recogen en un folleto editado por el Ayuntamiento de Nájera y que lleva por título

Nájera a través de sus sendas

Para iniciar esta ruta deberemos partir de la Oficina de Turismo de la localidad (Plaza San Miguel, número 10) de ahí tomaremos la calle a la izquierda en dirección al Monasterio de Santa María la Real, bordearemos el templo para subir por la calle Costanilla (también ruta del Camino de Santiago). Poco antes de llagar a la casa de la Confederación Hidrográfica del Ebro (a mano derecha) una señal de madera nos indicará la senda a tomar para culminar nuestro destino 'La cruz de Malpica'. La senda está muy bien señalizada con marcas de pintura verde y blanca. No tiene pérdida. El sendero discurre en ascenso, aunque llevadero en este primer tramo, por dentro de una zona de pinar. Poco a poco abandonamos los pinos y alcanzamos el tramo desarbolado, desplegándose ante nosotros una amplia panorámica con la ciudad de frente atravesada por el río Najerilla (en esta época las choperas y especies de ribera presentan un colorido espectacular que merece la pena ser contemplado). El último repecho es algo más empinado y resbaladizo, por lo que conviene no realizar esta excursión si el terreno está mojado ya que es muy arcilloso. Tras un último esfuerzo alcanzaremos la cruz de hierro de Malpica. En las laderas de este cerro se ubicó en el siglo XII la comunidad hebrea que residía en su propio barrio, el de la judería.

Al llegar al alto del cerro y girar 360º entenderemos la importancia que a través de la historia ha tenido la ciudad. Su ubicación resultaba idónea en tiempos de batallas, conquistas, dominaciones o asaltos desde aquí divisamos la urbe y su singular trazado, la vega baja del Najerilla y sus fértiles huertas, la escarpada Sierra de Cantabria, los montes del Serradero y los picos más altos de la Sierra de la Demanda una sensación que, sin duda, merece la pena experimentar.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios