Un punto, distinto valor

Justicia. Eso hizo el tanto de Dani Ederra en el minuto noventa. Ese gol supuso el empate del Logroñés Club de Fútbol ante el Club Deportivo Logroñés, que se había adelantado por medio de Galiano. Justicia, sí. Pero el derbi -o como lo quieran llamar- no fue brillante, ni siquiera apasionante. Fue más digno de un bostezo eterno.

Sueño, precisamente, no pareció tener el Club Deportivo Logroñés, que saltó al campo nervioso. Más vale que a los blanquirrojos se les haya pasado ese estado de ansiedad, porque si no hoy sí que bostezarán, tras una noche en vela. El Logroñés Club de Fútbol, sin embargo, pareció salir bajo el efecto del ginseng: concentrado, atento. Y se hizo con el partido.

Es cierto que los ayer fosforitos no fueron excesivamente incisivos, pero tuvieron el dominio de la pelota y del territorio durante muchos minutos. Y así, claro, es más sencillo encontrar un camino hacia el gol. Dos ocasiones claras, muy claras, tuvo en esta primera parte el Logroñés CF, pero, primero Vellisca remató fuera y luego Paixao se encontró con la espalda de Campos, que desvió a córner. En ese rato, estaba siendo clave Pulga, ofreciéndose, buscando al compañero mejor colocado y jugando con criterio. Y el CD Logroñés sólo encontraría una forma de detenerle. Pero fue más adelante.

Los blanquirrojos -y locales- buscaban sin fortuna algo de cordura. Y lloraban dos ausencias. Una, la de José, renqueante en el banquillo hasta la segunda mitad. La otra era la de Iván Díaz, que sí estaba sobre el césped, pero no pareció él. Tanto, que aún quedan ganas de investigar si tiene un gemelo o contrató un doble. El catalán falló en todo lo que mejor hace: controles y pases.

Inflexión

Pero, todo cambió de pronto. Bueno, no tanto como pudo parecer a priori. Pero sí se produjo un

plot point

¿Nuevo? No tanto. Porque el CD Logroñés se vio con la pelota en su posesión y una doble responsabilidad de ganar. Por su afición y porque estaba en superioridad. Pero es complicado vencer cuando los jugadores que más tocan el balón son los centrales. El equipo de Setién fue absolutamente plano, sin ideas. Y eso pese a que José salió para tratar de animar el cotarro. También entró Gallego que dio un ala por la derecha hasta ese momento mutilada por el desaparecido Iván Díaz, que se fue al centro y estuvo más efectivo. Aunque sin los maravillosos excesos de otras jornadas.

El Logroñés CF tejió una perfecta tela de araña en la que se perdieron los locales, incapaces de superar el sistema de Balta, que ayer ganó crédito tras el dubitativo arranque de su equipo en Liga. Pablo Ríos y Alberdi trabajaron a destajo. La defensa estuvo inmensa. Y es que los rojiblancos jugaron al 100%.

Todo pareció desvanecerse para los visitantes con el tanto de Galiano, que remató a la perfección un centro de Santamaría desde la esquina. Pero éste era un partido de falsas apariencias. En el que el local pareció visitante y viceversa, en lo que a juego se refiere. Y el LCF obtuvo su premio. Feito puso desde su casa una pelota que pegó en alguien y cayó a Ederra, en el segundo palo. Con la fe de todo su equipo a la espalda, el navarro la clavó. Empate. Aunque el punto tiene más valor psicológico para el Logroñés CF.