Leve mejoría

A la salsa bechamel que es el CD Logroñés cada vez le quedan menos grumos. Sigue habiendo uno, el gol, al que se le intentará poner fin con el fichaje del portugués Henrique. Pero el resto de la salsa va quedando cada vez más ligada. Ayer el Logroñés sumó un nuevo empate, de nuevo a cero, pero evidenció que el rodaje es cada vez mayor. Que sus jugadores ya no necesitan darse la mano, presentarse en fin, antes de darse un pase. Ya se van conociendo.

Y eso que durante los primeros 45 minutos, la bechamel blanquirroja estuvo demasiado espesa. Sin ocasiones claras, con juego lineal y aburrido, sin profundidad... Sólo Iván Díaz era capaz de aliviar los bostezos del graderío. El ex jugador de, entre otros, el Espanyol es con diferencia el más técnico de la plantilla que dirige Quique Setién y deja detalles que, ciertamente, en Segunda B se agradecen.

Junto a Iván Díaz también destaca José. Ambos alternaron posición entre la mediapunta y la banda izquierda. Mostraron buen entendimiento y dejaron alguna jugada -aislada, eso sí- que da esperanzas.

En esta primera mitad al Logroñés se le vieron algunos pequeños despistes defensivos, algo casi inédito en esta pretemporada. Pero, a pesar de esos fallos, la zaga siegue funcionando bastante bien. Y ya se pueden ir sacando conclusiones sobre cómo son algunos jugadores. Por ejemplo, Jorge Campos se limita casi en exclusiva a defender y asoma poco en ataque. Más agresivo es en todas sus acciones Machote, aunque ayer estuvo más discreto que ante el Mirandés.

En la segunda parte, el Logroñés emergió más atrevido y activo. Iván Díaz, José y Candelas guiaron a un equipo que se entretiene demasiado en el toque en corto, pese a que, en un par de ocasiones, balones largos de Eneko y Galiano mostraron una nueva vía de sorprender. Pero lo mejor de la segunda mitad y de todo el partido es que los de Setién crearon ocasiones y trenzaron jugadas, en ocasiones con valor estético y práctico.

Debut de Tomi

Hubo tiempo para que debutara Tomi, que apenas llegó al aeropuerto de Agoncillo y se vistió de corto. Ayer aportó buenos detalles técnicos y cierta movilidad. Se le vio realizar las acciones con la zurda y no pareció para nada lo torpe que podría pensarse de inicio por sus 1,90 metros.

En fin, que el Logroñés no marcó -le fue anulado un gol a Galiano por fuera de juego-, pero tampoco encajó ningún tanto. Y mejoró. La salsa va cogiendo el cuerpo necesario. Y eso es bueno.